U na vez más, la reventa ha dado la nota en el futbol mexicano . No es la primera vez que para una final, los boletos desaparecen en pocos minutos, como por arte de magia.

En nuestro país, al año se venden alrededor de 7.5 millones de entradas para eventos (en vivo), y es por eso que la reventa se ha convertido en una fuente de grandes ingresos para algunos, aún cuando es ilegal y se castiga hasta con 30 días de salario mínimo y si se realiza por internet, no pasa nada.

Algunos revendedores me confesaron lo que tienen que hacer para conseguir las entradas. Aseguran que tienen a gente dentro en las taquillas de los estadios que cada jornada, les sacan cierta cantidad de boletos al precio oficial. Otros, nos contaron que, excepto algún clásico, suelen salir tablas, ya que no es tan fácil vender en fase regular, pero que para poder tener derecho a boletos de Liguilla, tienen que comprar cada 15 días y éstos, son dados por las mismas directivas.

En encuentros de Selección o en las finales, las ganancias pueden llegar desde 25 mil hasta 60 mil pesos.

Esta es la triste realidad de lo que sucede y del por qué en los grandes duelos dejamos de ver a los aficionados reales, y sólo vemos a aquellos que abriendo la cartera y pagando boletos que pueden ir de los 6 mil hasta los 20 mil pesos como en esta ocasión, se hacen de una entrada para eventos top.

Si se legalizara la reventa , como se hace en otras partes del mundo, seguramente bajarían los precios y con esto existirían mayor cantidad de opciones, además de que aquellos que trabajan al interior de algunos clubes ya no harían su agosto cada que se viene un partido de este tipo, dejando sin entradas a sus propios aficionados.

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