Cuando decimos que alguien es carismático, ¿a que nos referimos? La palabra “carisma”, viene de la palabra kharis que significa gracia o regalo divino. Un regalo misterioso e inexplicable… hasta hace poco tiempo.

Pero, ¿qué es el carisma? ¿De qué se compone? ¿Los “simples mortales” podemos adquirirlo?

El carisma como tal tiene siglos de estudiarse, sin embargo no se había definido el carisma en su totalidad y desconocía la información que ahora te comparto.

Dos tipos de carisma

Existen dos tipos de energía: el genuino y el falso. El falso es fabricado y tiene varias manifestaciones, por ejemplo, el carisma de poder, de un puesto político, de un atractivo o belleza física, de una cuenta bancaria o de la fama. Dicho carisma es como un barniz muy delgado que rápidamente se desgasta.

El carisma genuino, por el contrario, es el que surge más allá del ego, de las posesiones o las apariencias, se genera adentro, en la información y fuerza que emana del corazón y nace de la aceptación —la propia y de los otros—. Cualquier persona lo capta de manera inconsciente, así como cada célula de su cuerpo. Su presencia es contagiosa, al sentir a una persona así, te hace cambiar tu propia presencia y vibración. ¿Por qué sucede esto?

Decimos que hay personas cuya energía es muy fuerte, impone y otras cuya energía es débil. Y notamos que la energía de una persona enojada será diferente a la energía de un enamorado. ¿De acuerdo?

El cuerpo humano, de hecho, cada célula, cada órgano, genera un campo electromagnético y gracias al sistema nervioso, la electricidad fluye por todo nuestro cuerpo que, a su vez, es una colectividad de dichos campos energéticos.

El corazón, al ser el órgano eléctrico mayor, genera el campo electromagnético mas fuerte que –gracias a las emociones, contiene información codificada que los otros corazones reciben, sienten y procesan, —como si fuera un lenguaje, seamos conscientes o no de ello —.

El campo energético alrededor del cuerpo no siempre pulsa la misma información, cambia, se mueve, se expande o se contrae. Además, existen varios factores que colaboran a lo anterior: genética, carácter, estilo de vida, alimentación, ejercicio, trabajo, el ambiente en el que vives, la ciudad o el campo, etc. Todos los aparatos electrónicos que te rodean, así como tus pensamientos y emociones.

Cuando dentro de ti te sientes pleno, contento, satisfecho, enamorado, la energía que tu corazón genera es literalmente una luz que quienes la observamos deseamos. Es grande, fuerte y se expande fuera de ti. Ese es el verdadero carisma.

¿Cómo entrar a esa energía tan poderosa?

Cuando tienes pensamientos de aprecio, de gratitud, de orgullo, tu Sistema Nervioso Autónomo, entra en sincronía, lo que crea una armonía interna. Esto resulta en un latir de tu corazón, un estado mental y emocional de bienestar; a ese estado los científicos le llaman “coherencia”. Y la coherencia crea un cambio de frecuencia en tu corriente electrofísica de 0.1 Hertz por milisegundo.

Entre más elevada e intensa es tu emoción positiva, es como si le subieras el volumen al poder de espectro de radiación que tu corazón emana. Cuando el amor por la vida, por lo que haces, la gratitud o el orgullo crecen de manera profunda e intensa, tu poder de influir en los demás, de ser líder, de carisma, aumenta.

El carisma entonces podríamos concluir, es una energía. Una energía que todos a voluntad, la podemos generar y tiene la cualidad de darnos un poder personal y una capacidad para atraer o cautivar, como ninguna otra cosa nos lo puede dar.

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