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Mientras hay un Pacto de Caballeros para protegerse, por debajo de la mesa se dan de patadas y, en los últimos tiempos, también lo hacen sin el menor recato. Directo a la yugular.
Ahí le va otra de las tantas incongruencias:
Mientras que, por un lado, se trabajó para revivir la regla que exijía a los equipos utilizar a un jugador mexicano o, como dice el reglamento, para evitar ambigüedades, no formado en México, menor de edad, en cierta cantidad de minutos por torneo, buscando consolidar oportunidades para los nacionales, por el otro lado, los mismos equipos utilizan sus categorías Sub-20 para mandar a tomar ritmo de competencia, mejorar el estado físico o para que no pierdan fondo, a sus activos mexicanos que, por cualquier motivo, no tienen cabida en el primer plantel.
O peor aún, mandan a jugadores que trajeron del extranjero para reforzar, en la mayoría de los casos, al primer equipo.
Por este tipo de motivos no es extraño que los clubes de la Liga MX hayan decidido aumentar una categoría más, obligandos a crear un equipo que compita en la Segunda División.
Todo esto para seguir “formando” a jugadores. Disculpe si uso la palabra formar, pero es que es la que utilizan para referirse a futbolistas que ya pasan los 21 años y que no han llegado a la Primera División.
Échele un ojo a la jornada cuatro de este torneo, revise las cédulas y encontrará a por lo menos ocho futbolistas mayores de edad de equipos importantes jugando como titulares en la categoría Sub-20.
O, el colmo, a futbolistas que fueron contratados en el extranjero para marcar diferencia en la Liga MX, donde se supone no hay mejores jugadores que ellos. Destacan el francés Timothée Kolo y el colombiano Larry Vásquez, de los Tigres, y el gambiano Kekuta Manneh, del Pachuca. Además de otros jóvenes extranjeros que ocupan el lugar de futbolistas nacionales.
Pero bueno, luego volteas a los equipos en Primera División, con más de nueve extranjeros, o futbolistas no formados en México, que con la regla 9/9 tienen que mandar a la tribuna a tanto jugador que la excede.
El futbol mexicano tiene sus laberintos, sus lados oscuros, sus lados claros.
En medio están los intereses particulares de cada equipo, de cada grupo, y a las orillas, el futbol. Nadie duda que quieran lo mejor para el futbol mexicano, pero también, que no siempre se hace lo que se debe y que a veces lo que se puede.
En México se sigue hablando del escalón para llegar al quinto partido, con incongruencias como la que arriba les explico. Se olvidaron de trabajar y desarrollar el resto de los escalones, los cimientos para que esa escalera no se les mueva a la hora de querer dar el paso que, dicen, le falta al futbol mexicano.
futbol@eluniversal.com.mx
Ahí le va otra de las tantas incongruencias:
Mientras que, por un lado, se trabajó para revivir la regla que exijía a los equipos utilizar a un jugador mexicano o, como dice el reglamento, para evitar ambigüedades, no formado en México, menor de edad, en cierta cantidad de minutos por torneo, buscando consolidar oportunidades para los nacionales, por el otro lado, los mismos equipos utilizan sus categorías Sub-20 para mandar a tomar ritmo de competencia, mejorar el estado físico o para que no pierdan fondo, a sus activos mexicanos que, por cualquier motivo, no tienen cabida en el primer plantel.
O peor aún, mandan a jugadores que trajeron del extranjero para reforzar, en la mayoría de los casos, al primer equipo.
Por este tipo de motivos no es extraño que los clubes de la Liga MX hayan decidido aumentar una categoría más, obligandos a crear un equipo que compita en la Segunda División.
Todo esto para seguir “formando” a jugadores. Disculpe si uso la palabra formar, pero es que es la que utilizan para referirse a futbolistas que ya pasan los 21 años y que no han llegado a la Primera División.
Échele un ojo a la jornada cuatro de este torneo, revise las cédulas y encontrará a por lo menos ocho futbolistas mayores de edad de equipos importantes jugando como titulares en la categoría Sub-20.
O, el colmo, a futbolistas que fueron contratados en el extranjero para marcar diferencia en la Liga MX, donde se supone no hay mejores jugadores que ellos. Destacan el francés Timothée Kolo y el colombiano Larry Vásquez, de los Tigres, y el gambiano Kekuta Manneh, del Pachuca. Además de otros jóvenes extranjeros que ocupan el lugar de futbolistas nacionales.
Pero bueno, luego volteas a los equipos en Primera División, con más de nueve extranjeros, o futbolistas no formados en México, que con la regla 9/9 tienen que mandar a la tribuna a tanto jugador que la excede.
El futbol mexicano tiene sus laberintos, sus lados oscuros, sus lados claros.
En medio están los intereses particulares de cada equipo, de cada grupo, y a las orillas, el futbol. Nadie duda que quieran lo mejor para el futbol mexicano, pero también, que no siempre se hace lo que se debe y que a veces lo que se puede.
En México se sigue hablando del escalón para llegar al quinto partido, con incongruencias como la que arriba les explico. Se olvidaron de trabajar y desarrollar el resto de los escalones, los cimientos para que esa escalera no se les mueva a la hora de querer dar el paso que, dicen, le falta al futbol mexicano.
futbol@eluniversal.com.mx
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