Para María Julia Sierra, académica excepcional y mejor suegra. La extrañaremos.

Sobre el encontronazo del viernes pasado entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el periodista Jorge Ramos, se ha escrito mucho y se escribirá más. Pero casi todo se refiere a la forma: a los modales del conductor de Univision, al rol del periodismo frente al poder, al formato de las conferencias mañaneras, a las inflexiones de la respuesta presidencial.

Menos se ha escrito sobre el fondo de la discusión: ¿Los homicidios siguen al alza en el primer tramo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador? ¿Es cierto, como afirmó Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, que “la tendencia ascendente ha sido ya controlada”? Van algunos apuntes sobre el particular:

1. No hay discusión sobre los datos presentados por Ramos para los primeros tres meses. Como confirmó el propio Durazo y como se puede comprobar en la página del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (http://bit.ly/2KDA7GL), se acumularon 8,524 víctimas de homicidio doloso entre diciembre de 2018 y febrero de 2019. Eso equivale a un promedio de 94.7 víctimas por día. No incluí en ese cálculo las víctimas de feminicidio (249 en el periodo) porque no lo hicieron ni Ramos ni el presidente ni Durazo.

2. ¿Eso es un incremento con respecto a los meses finales del sexenio de Enrique Peña Nieto? Sin duda: entre septiembre y noviembre de 2018, 8,416 personas fueron víctimas de homicidio doloso. Eso implica un promedio diario de 92.4 víctimas. Si la comparación se hace con respecto a los mismos meses del año previo, el incremento es decididamente más marcado: entre diciembre de 2017 y febrero de 2018, el número total de víctimas de homicidio doloso fue 7,565, 84.1 por día en promedio. Es decir, hubo un crecimiento anual de 12%.

3. Pero, según el presidente y el secretario, esa trayectoria alcista se revirtió en marzo. Según los datos presentados por Durazo, se registraron en marzo (de manera preliminar) 2,414 víctimas de homicidio doloso. Eso supondría una caída de 21% en el promedio diario con respecto a febrero, algo impresionante si fuera cierto.

4. El problema es que esos datos están incompletos y provienen de una fuente totalmente distinta a la de los tres meses previos. El secretario Durazo los sacó de los informes diarios sobre homicidios que le presentan al presidente y que provienen, según ha explicado el gobierno, de un esfuerzo interinstitucional de recolección de información distinto al que realiza todos los meses el SESNSP (se puede consultar aquí: http://bit.ly/2v6bRTc).

5. En los tres primeros meses del sexenio, esa serie oficiosa subestimó seriamente el número de víctimas de homicidio. Según esa fuente, el promedio diario de víctimas en ese periodo fue 79.2, 19.5% menos que en la serie del SESNSP. Si se mantuvo esa relación el mes pasado, el total de víctimas en marzo fue 2,984, no 2,414 como afirmó el secretario Durazo. En términos de promedio diario, significaría una pequeña disminución con respecto a febrero, pero sería una cifra mayor a la de todos los meses de 2018, con la excepción de julio.

En conclusión, no hay ninguna señal de que la violencia homicida se haya contenido en los primeros meses de la actual administración federal. Eso no necesariamente es responsabilidad de López Obrador: heredó una potente inercia ascendente y aún no ha empezado a desplegar el instrumento (la Guardia Nacional) que, suponen en el gobierno, podría ayudar a detener la oleada de violencia.

Pero los datos son los datos y lo que señalan es contundente: la violencia homicida ha seguido al alza desde el inicio del sexenio.

Guste o no, Jorge Ramos tiene razón.


alejandrohope@outlook.com.
@ahope71

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