Un grupo de investigadores españoles aprovechará los recursos de fibra óptica que permiten la comunicación submarina a grandes distancias, instalada en las profundidades de las Islas Canarias, como un método para detectar terremotos , pues es una zona de alta actividad sísmica.

Para lograr esto, los expertos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona utilizarán los cables que conectan la transmisión de señales entre la islas de Tenerife y la Gran Canaria, pues gracias a la capacidad con la que detectan la acústica marina distribuida podrán monitorear la actividad sísmica y convertir así un cable de fibra óptica en una red de sensores sísmicos.

Miguel González Herráez, colaborador del trabajo, explicó que “la tecnología de detección acústica distribuida, permite transformar de forma sencilla un cable de fibra óptica en una matriz de sismómetros de deformación de alta sensibilidad”, la cual consideró que revolucionará sobre la investigación en materia sismológica, particularmente en el ámbito submarino, “donde la instalación de sensores sísmicos implica un gran desafío técnico y económico”.

El cableado de fibra óptica consiste en un dispositivo que emite luz, el cual puede medir pequeñas fracciones de señal reflejadas en el interior del cable, que se convierten en puntos que modifican las propiedades de luz motivadas en este caso por las vibraciones del suelo, explicaron los especialistas del Instituto de Óptica (IO-CSIC) que también participan en el estudio.

El objetivo de los investigadores, que ya han empezado a instalar los dispositivos en los extremos de las fibras en ambas islas, será el de evaluar el nivel de detección y mejorar la localización de terremotos en la región en relación a la red sísmica terrestre de la zona. Estos dispositivos se sustraerán en septiembre para llevar a cabo el análisis de contenido.

Una de las problemáticas que rodeaban a estudios anteriores, según Arantza Ugalde, del ICM-CSIC, es que “a pesar del incremento en el número de estaciones sísmicas en las Islas Canarias en los últimos años, estas se sitúan en tierra, de tal manera que las áreas submarinas no están bien monitorizadas”, por lo que la disposición de más cobertura espacial submarina hará posible una caracterización más precisa de las estructuras sísmicamente activas entre Tenerife y Gran Canaria.

Este experimento está en miras de estudiar otro tipo de señales, además de las sísmicas, que están causadas por procesos relacionados con gases o corrientes oceánicas profundas y que también han sido registradas por este tipo de redes de comunicación, además de ser emitidas por algunos mamíferos marinos, lo que servirá para estudiar su comportamiento, detallaron los estudiosos de la red española para la Interconexión de los Recursos Informáticos de las universidades y centros de investigación (RedIRIS).

“Gracias a este experimento se podrán monitorizar más de 50 kilómetros de fibra en tiempo real y cerca de los límites alcanzables por la tecnología en laboratorio, siendo necesario tan solo conectar un equipo a uno de los extremos del cable de fibra óptica", precisó Hugo Martins.

Pese a los avances exitosos, los investigadores están conscientes de que progresar en el campo de la sismología tradicional es uno de los grandes retos, pues es un hecho que son pocas las coberturas de estaciones sísmicas existentes en el fondo del mar, debido a que su instalación se eleva a costes exorbitantes.

nrv

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