Las redes sociales son un innovador y poderoso medio que permite a la gente expresarse, comunicarse y aun organizarse (recuérdese el caso concreto de la llamada “Primavera Árabe” a principios de los años 10 de este siglo). Sin embargo, según se ha visto, también pueden ser un vehículo muy efectivo para el ataque artero, la descalificación y la venganza.

“En primer lugar, yo distinguiría entre las distintas redes sociales. Facebook e Instagram sirven más para mostrarse, presentarse y establecer contactos. Twitter probablemente es la red con usuarios más agresivos, porque está más orientada a opinar acerca de la información, los problemas sociales y la agenda pública”, dice Delia María Crovi Druetta, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y especialista en el tema.

En cuanto a si las redes sociales deberían regularse, un asunto muy discutido en los últimos años, Crovi Druetta está convencida de que no es conveniente porque se corre el riesgo de que pierdan lo más valioso que tienen: su libertad de expresión.

“Ellas han facilitado la expresión, comunicación y organización de las sociedades como nunca antes había ocurrido con otro medio. Además, propician discusiones que crean la agenda pública que después alimenta incluso a los medios tradicionales. Lo conveniente, en todo caso, sería regular y ponerles cotos a las grandes empresas que las manejan y han acumulado formidables fortunas a partir de sus propios desarrollos tecnológicos y de sus propias normas. Se podrían aprobar algunas leyes que las hagan más responsables de sus acciones, las cuales tienen un enorme peso en todo el mundo”, añade.

Códigos de ética

Las empresas que manejan las redes sociales han recibido no pocos señalamientos y críticas en relación con las agresiones, las descalificaciones y los bots que pululan en éstas; por eso, cada red social ha creado su propio código de ética que debería ser acatado por los usuarios.

Al respecto, la académica comenta: “Yo dudo mucho que los usuarios conozcan esos códigos de ética, a pesar de que las redes sociales los han hecho públicos y los usuarios reciben notificaciones para que los revisen. Con ellos pasa lo que con los instructivos de los aparatos electrónicos: nunca los leemos. Pienso que podrían divulgarse también en las escuelas para que, desde pequeños, quienes usan las redes sociales sepan qué se puede hacer y qué no en ellas. Es fundamental que los usuarios conozcan esos códigos de ética, en especial los más jóvenes, que son más abiertos y libres para expresarse. Por otro lado, habría que encontrar algunas fórmulas creativas para detener el surgimiento de bots y la operación de la llamada red oscura, donde se origina toda clase de delitos.”

Nuevo espacio social

El filósofo español Javier Echeverría afirma que el ciberespacio constituye un nuevo espacio social. En opinión de Crovi Druetta, si esto es cierto —y ella así lo cree—, estaríamos aceptando que lo que sucede en el mundo real, por llamarlo de alguna manera, se replica en el mundo digital.

“Las redes sociales han facilitado la expresión, comunicación y organización de las sociedades como nunca antes había ocurrido con otro medio”, Delia María Crovi Druetta, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

“Ahora bien, las generaciones más jóvenes, sobre todo, experimentan un tránsito sin complicaciones, sin ninguna contradicción, entre lo que sucede en el mundo digital y lo que sucede en el mundo real, lo cual quiere decir que para ellos no hay fronteras que señalen dónde empieza uno y dónde termina el otro”, indica la académica universitaria.

Investigación

En una investigación con jóvenes que encabezó en la FCPyS, Crovi Druetta y sus colegas encontraron que dar like a una publicación, reenviar un mensaje o introducir pequeños cambios en otro recibido y reenviarlo a los amigos es más fácil que participar en el mundo real.

“No obstante, las protestas que ocurrieron el año pasado en Chile, Ecuador y Bolivia desmienten un poco esto. Es decir, los usuarios no se quedaron en casa enviando y recibiendo mensajes con su celular, sino salieron a las calles para manifestarse, con el peligro personal que ello les podía acarrear”, apunta.

Deuda

Sin duda falta investigar más el uso y la apropiación de las redes sociales, esto es, los innumerables cambios culturales que han propiciado y que cada día se renuevan. Hasta la fecha, la mayoría de los estudios se ha centrado en el acceso a ellas, en el número de usuarios que abren o cancelan una cuenta.

Este conteo matemático es muy importante, pero no basta. “Sí, debemos hacer más estudios específicos sobre su uso y apropiación. Y si son multidisciplinarios, con la participación de la psicología, las ciencias de la comunicación, la sociología, la economía…, mejor. Como académicos tenemos esta deuda”, finaliza Delia María Crovi Druetta.

Reto


- En México, un poco menos de 40% de la población no tiene acceso a las redes sociales. Esto significa que la brecha digital aún es muy notoria en nuestro país. El reto es empezar a cerrarla.

- Descalificaciones a distancia. En las redes sociales resulta más sencillo descalificar al otro porque está distante o es un desconocido. ”En efecto, mucha gente hace descalificaciones muy severas en ellas que probablemente no se atrevería a hacer en el mundo real porque en éste sí habría una respuesta inmediata, presencial, del otro”, asegura Crovi Druetta.

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