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El pago en efectivo en monedas de diferentes denominaciones sigue siendo una práctica común.

Cuando se trata del parquímetro, algunas casetas telefónicas, en estacionamientos de centros comerciales, cuando el bien o servicio incluye fracciones de pesos, o incluso hasta para dar propina al viene-viene, son algunos de sus usos más comunes en la vida diaria.

La mayor parte de las personas suele cargar algo de monedas en sus bolsillo o bolsos de mano para realizar esta clase de pagos. Se pueden encontrar monedas en lugares inesperados, como en los ceniceros de automóviles o en alcancías que más tarde se cambian por billetes en los bancos.

Hay también quien se puede dar el lujo de ordenar la elaboración de monedas conmemorativas para festejos tradicionales, como los bautizos, o quienes de plano regalan Centenarios como una forma de destacar.

En el primer caso es posible solicitar la elaboración sobre pedido de las piezas especiales a la Casa de Moneda, organismo encargado de acuñar las monedas de curso legal y las de metales finos.

En México circulan aproximadamente 1.25 millones de piezas de metales finos al año en diferentes denominaciones de manera confiable, que usan materiales a laminar de oro puro ley 0.999 mínimo, oro 0.900 ligado con cobre, oro 0.900 ligado con plata, oro de baja ley de 12, 14, 16 y 18 quilates ligado con cobre y/o plata, plata pura ley 0.999 mínimo, plata sterling ley 0.925 ligada con cobre, y plata ley 0.900 ligada con cobre.

Casa de Moneda tiene actualmente una capacidad instalada para producir 2 mil 372 millones de monedas anuales de diferentes denominaciones, considerando los equipos de la planta actual ubicada en San Luis Potosí, en tres turnos de operación al día y laborando cinco días a la semana.

La dependencia trabaja por arriba de esa capacidad; en 2017 produjo 2 mil 602 millones y, de acuerdo con la información del Banco de México, la demanda de monedas de curso legal, considerando las órdenes de acuñación, aumentará a 2 mil 670 millones hacia 2020.

Ello significa que, al menos en el corto plazo, se prevé que el uso de las monedas seguirá siendo una práctica común en el país para pagar por bienes y servicios.

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