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El Banco Mundial (BM) estimó que para 2018 la economía de México crecerá 2.2% gracias a las reformas estructurales, y también porque se prevé que la política monetaria no será restrictiva.

“México ha hecho las cosas bien con las reformas estructurales y una política monetaria contractiva para defender el peso que podría ser relajada en 2018, tal como lo ha considerado el Banco de México, lo que podría ser positivo para el crecimiento”, dijo el economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Végh.

Luego de presentar el informe Entre la espada y la pared: la encrucijada de la política monetaria en América Latina, consideró que con esos elementos el país podrá mantener una tasa de crecimiento de 2.2% el próximo año.

“México va a poder mantener la tasa de 2.2%, que fue la que estamos pronosticando para 2017, en 2018, porque tendrá eventos más a favor que en contra”, dijo.

La parte fiscal, la energética y ahora la monetaria, con la tasa de referencia que llegó a 7%, empezarán a bajar; todos esos son elementos positivos para pronosticar el crecimiento del año que viene.

Végh mencionó como elementos negativos la amenaza del proteccionismo, pero enfatizó que, a diferencia de hace nueve o 10 meses, ésta ha disminuido.

“No ha desaparecido, pero creo que si uno le podría asignar probabilidades, de que haya medidas proteccionistas, son más bajas de lo que eran hace 10 meses, lo cual es un elemento positivo”, señaló.

Pese a que el proteccionismo es una fuente de incertidumbre para el crecimiento, también es cierto que ha bajado en importancia, lo que explicaría que es posible mantener la expectativa de crecimiento económico para México en 2.2%, expuso el funcionario del Banco Mundial.

Adicionalmente, mencionó que el entorno internacional parece bastante estable y, en ese sentido, no se espera ninguna situación extraordinaria para México ni para Latinoamérica en general.

Durante la presentación del informe, señaló a México como uno de los países que han realizado un ajuste fiscal gradual y consistente en los últimos cuatro años, logrando con ello un superávit primario.

Lo anterior es destacable si se considera que 28 de las 32 economías en América latina y el Caribe van a cerrar el año con un déficit fiscal.

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