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La Línea de Crédito Flexible (LCF) que tiene México por 85 mil millones de dólares demostró ser eficaz cuando el peso se vio sometido a presiones temporales, afirmó el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En su informe anual 2017, titulado Promover el Crecimiento Inclusivo, en el cual le dedica un capítulo a México, destaca el compromiso de las autoridades para reducir la deuda pública respecto al Producto Interno Bruto (PIB) en el mediano plazo.

Al abundar sobre los eventos regionales más destacados en las Américas, el reporte incluye al país con el informe México: Una Línea de Crédito Flexible sirve como mecanismo de respaldo en un mundo volátil.

Según el organismo que tiene como directora gerente a Christine Lagarde, la LCF sólo se ha otorgado a tres países: Colombia, Polonia y México, y afirma, en el caso de la nación norteamericana, que ha servido como un mecanismo de respaldo en un mundo volátil.

“Si bien hasta ahora ninguno de estos tres países ha efectuado un giro en el marco de este servicio, la LCF ofrece a los países un valioso mecanismo de respaldo y ayuda a reforzar la confianza del mercado en periodos de intensificación de riesgo”, matiza.

Destaca que por sexta ocasión México renovó la línea ante el Fondo y reconoce que ha servido como un mecanismo precautorio y que en ocasiones anteriores fungió como un seguro importante contra riesgos extremos como lo fue la crisis de 2008, durante el lapso de dificultad en la zona euro y en el periodo de turbulencia previo al comienzo de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos.

Fortalezas. Para justificar el apoyo que le da a México a través de la Línea de Crédito Flexible que creó para atender la demanda de préstamos para prevención y mitigación de crisis provenientes de países con marco e historial de políticas sólido, el Fondo hace referencia a las fortalezas de los fundamentales macroeconómicos.

El FMI señala que el peso mexicano es la segunda moneda más activamente negociada en los mercados emergentes, con un volumen diario de 97 mil millones de dólares.

Reconoce la gran solidez de las políticas macroeconómicas que le han permitido atravesar un entorno de complejas circunstancias.

La política monetaria está guiada por un régimen de metas de inflación en un contexto de un tipo de cambio flexible, en tanto que la política fiscal, está sustentada por la ley de responsabilidad fiscal.

Además en los últimos 10 años, México ha profundizado su integración en la economía mundial con canales comerciales y financieros, lo que ha contribuido a elevar la productividad, mejorar la competitividad y reducir costos de financiamiento así como diversificar la base de inversionistas.

Destaca que en 2016, los flujos totales de inversión extranjera de cartera hacia México alcanzaron 26 mil 700 millones de dólares, equivalentes a 2.6% del PIB y 35% de los bonos soberanos denominados en moneda local en manos de extranjeros.

Eso significa que hay una fuerte presencia de inversionistas extranjeros en México que confía en la solidez del marco de políticas económicas y la profundidad y liquidez de los mercados de divisas y bonos.

Mensaje. En el documento que reporta el ejercicio de mayo de 2016 a abril de 2017, del organismo mundial integrado por 189 países y que fue creado con el fin de promover la salud de la economía global, la directora gerente, Christine Lagarde, destaca que, tras años de crecimiento desalentador, se recobró el ímpetu.

Pero acepta que detrás de las buenas noticias yacen incertidumbres y retos, como preservar el impulso de la economía, menor comercio, baja productividad y la desigualdad con implicaciones en todos los países.

“Es esencial que la comunidad internacional realice esfuerzos concertados para lograr que el crecimiento sea más vigoroso, más sostenible y más inclusivo”, considera.

Pone de manifiesto que un factor central detrás de las tendencias de crecimiento más débil es la apreciable disminución de la productividad en todas las economías.

Lo anterior por diversas causas como el envejecimiento demográfico en muchas sociedades —incluso en economías de mercados emergentes—, la dilución de los beneficios que trae consigo la revolución de la tecnología de la información y un menor ritmo de crecimiento del comercio.

Para los países de mercados emergentes, los retos para el organismo son ofrecerles asesoramiento sustancial sobre financiamiento y la gestión de la inversión en infraestructura, así como la elaboración de esquemas fiscales para apoyar sistemas robustos de salud y educación que son los factores esenciales para la continuidad de su buen desempeño.

Sin embargo, Lagarde establece que todo está enmarcado como parte de un compromiso renovado de cooperación e integración internacional, pues el bienestar de la economía mundial y de la familia de naciones depende de que exista voluntad constante para actuar de forma mancomunada frente a los desafíos.

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