Si algo le falta a las empresas mexicanas es estrategia. Las Pymes se concentran en el día a día y esto les lleva a quedarse estancadas o, en el peor de los casos, morir. Esto es esencial, porque que las empresas dejen de lado la planeación a mediano y largo plazo, hace que sacrifiquen aspectos tan importantes como el crecimiento en el futuro.

Un indicador que demuestra qué tanto las Pymes mexicanas están enfocadas en el día a día es para qué utilizan los créditos que piden. Ya sea a sus proveedores o a la banca comercial, las dos principales fuentes de financiamiento según detecta el Banco de México en sus mediciones, las compañías piden dinero cada vez más para capital de trabajo. Según los resultados de la Encuesta de Evaluación Coyuntural del Mercado Crediticio —de Banxico— en el cuarto trimestre de 2017, de los nuevos créditos, 83.7% estuvo destinado a esta razón. Esta cifra ha crecido desde el año antepasado: del último trimestre de 2016 a este último trimestre aumentó 8.2%. ¿Qué quiere decir que las empresas dediquen el dinero prestado a capital de trabajo? Que lo utilizan para pagar sueldos, comprar materias primas, es decir, para la operación del día a día.

En este mismo sentido coincide una investigación realizada por Konfío, una de las startups pioneras en el ecosistema fintech que se dedica a dar préstamos para empresas, la cual sostiene que más de la mitad de los negocios enfoca sus necesidades de financiamiento en cubrir necesidades a corto plazo y no perder liquidez. La mitad de las compañías que solicitan un crédito no lo usa para alcanzar objetivos estratégicos.

Pedir prestado no es en sí malo porque puede hacer crecer a la empresa, pero precisamente esto último no está pasando: Las firmas mexicanas, después de cierto tiempo de su nacimiento, se estancan y luchan por sobrevivir.

De hecho, dos de los principales retos a los que se enfrentan las empresas es su velocidad de crecimiento y su escalabilidad, lo cual se refleja en un “rápido estancamiento de ventas”, el cual se mantiene tras el paso de los años, según Konfío. Cerca de la mitad de empresas se queda estancada en el proceso de crecimiento.

Una gran confusión

La diferencia entre capital y crédito al parecer todavía no le queda muy claro a los empresarios mexicanos, y esto repercute en la manera en la que piden prestado y, por consiguiente, en su crecimiento. Esto, muy probablemente, tiene que ver con su educación.

“Todavía falta madurez entre los empresarios mexicanos. Hay excelentes ideas, pero el aterrizaje les cuesta mucho más que a los hombres de negocios de Estados Unidos, por ejemplo, que lo primero que hacen al tener una idea es salir a buscar inversionistas para escalarlo, aquí hay confusión entre crédito y capital, fue un tema muy importante que encontramos”, explica Filiberto Castro, vicepresidente de crecimiento de Konfío. A su vez, esto se relaciona con eso que le falta a las empresas mexicanas: Una visión de largo plazo, es decir, con trazar una estrategia que les permita superar este estancamiento. “Hay mucho enfoque del empresario en el corto plazo y está atado con el tema educativo y de visión estratégica”, explica Filiberto.

Precisamente, las causas de fracaso están relacionadas con esta carencia educativa de los empresarios, lo cual, por distintas circunstancias, los lleva ya sea a planear mal o a enfocar sus esfuerzos en el corto plazo, lo cual al final deriva en la muerte de su negocio.

Según el Libro del Fracaso, una investigación realizada por Fuck Up Nights y el Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera, la primera causa del fracaso de los emprendedores tiene que ver con el aspecto financiero. Las empresas tienen ingresos insuficientes para subsistir eso fue lo que llevó a fracasar a 65% de los emprendedores. Esto, a su vez, está relacionado con la planeación financiera necesaria para que el negocio no se quedara sin liquidez. “La realidad en que un negocio no genere los ingresos suficientes para subsistir puede implicar que, en primera instancia, no se realizó una planeación correcta”, sostiene este estudio.

Para profundizar más en este “cortoplacismo” empresarial, la investigación de Konfío les pidió a los empresarios realizar una auto evaluación de sus prioridades estratégicas, limitantes y retos. Esta pregunta arrojó varios aspectos en común entre el empresariado: Sus prioridades de negocio tienen poca profundidad, no cambian según el tamaño o antigüedad del activo y se enfocan en prioridades a corto plazo y de tipo táctico, tales como el crecimiento en la base de clientes, costos y servicio al cliente.

Todo esto lleva a una situación que puede ser crítica para su supervivencia: Dejan de lado elementos como el uso de tecnología, la innovación y la atracción de talento y capital, los cuales están relacionados directamente con la permanencia a largo plazo y un retorno futuro mayor. Sólo 16% se enfoca en estos aspectos que deben ser vitales para las pymes mexicanas.

Por desgracia, esto pareciera, efectivamente, ser un aspecto cultural y de contexto para los empresarios mexicanos. El análisis de Konfío realizó una comparación de resultados con una encuesta denominada State of Startups, contestada por pequeños empresarios en Estados Unidos y los resultados fueron completamente contrastantes: Los empresarios estadounidenses concentran sus esfuerzos en atraer capital, talento y en utilizar tecnología para crecer. Mientras, los mexicanos no pueden empatar la adquisición de nuevos clientes y el crecimiento de sus ventas (corto plazo) con la contratación de talento y la búsqueda de capital.

“Esta falta de alineación en sus prioridades ha generado un estancamiento en sus ingresos y ha impedido que su negocio escale a la velocidad deseada”, diagnostica el estudio.

Los empresarios mexicanos tienen que entender que la contratación de talento —por ejemplo— no es un gasto, sino es una inversión que va a redituar, quizá no a mediano, pero a largo plazo. Están todavía preocupados por resolver la falta de liquidez y los problemas de operación del día a día, lo cual les impide ver el panorama completo a futuro.

Pero es injusto juzgar tan duro a estos empresarios mexicanos —pequeños y medianos, sobre todo— que sólo están viendo por el corto plazo, porque la realidad en un negocio es mucho más dura que lo que cualquier estudio pueda diagnosticar.

Las Pymes se enfrentan a muchos problemas, entre ellos, la falta de acceso al crédito, el cual, es, de hecho, el problema principal. También afrontan el peligro de ser engullidos por sus competidores más grandes, a la violencia y a la inseguridad, la cual ha crecido en este sexenio. La falta de educación empresarial es precisamente otra carencia, y muy probablemente, la que esté más cerca de sus posibilidades para resolverla a través de la capacitación o del acercamiento con mentores y empresarios más avanzados que ellos, los cuales les puedan dar consejos valiosos. Todos aspectos que hoy hacen a los mayores generadores de empleo un blanco vulnerable.

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