Ante la actual situación en la que se encuentra el Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), al contar desde el 10 de diciembre con un integrante de siete que debiera tener, la solución a los problemas comerciales corre el riesgo de quedar en manos de instancias regionales o enfrentar la “ley de la selva”.

Durante la conferencia sobre la situación del Órgano de Apelación que realizó la International Chamber of Commerce (ICC), el exintegrante y expresidente de dicho órgano, el mexicano Ricardo Ramírez, y el exembajador de México ante la OMC, Roberto Zapata, señalaron que Estados Unidos bloquea la renovación de los integrantes del equipo de apelación.

Dijeron que el punto de quiebre verdaderamente será en el próximo año, cuando se sepa si se reelige el presidente estadounidense, Donald Trump, porque sigue latente su promesa de campaña de que se saldría de la OMC, lo que sería una solución muy radical y puede generar un nuevo escenario mundial, además de que llevaría a imponer reglas regionales.

Ramírez expuso que “ante la falta de gobernanza global, sólo queda la ley de la selva”, pero aunque el mundo pueda vivir sin un Órgano de Apelación, es necesario que se mantengan los mecanismos.

En clara alusión a Estados Unidos, enfatizó que se ha visto cómo ese país amenaza con imponer aranceles a determinados productos y, a pesar de que viola normas internacionales, “no hay nadie que le diga nada”.

Agregó que es preocupante que si se reelige Trump pueda sacar su lado más radical, como retirar a Estados Unidos de la OMC para no dar cuentas a ningún organismo sobre la política que aplica de imponer aranceles a otros países.

Para el también presidente de la Comisión de Comercio y Políticas de Inversión de la ICC, una de las salidas que buscan los países es realizar un arbitraje de apelación provisional, bajo el artículo 25; renunciar a su derecho a apelar y adoptar la determinación final que dicte el Organismo de Solución de Controversias de la OMC, o desde el principio de una controversia acordar que no se podrá apelar.

En su turno, el exembajador de México ante la OMC, Roberto Zapata, dijo que Estados Unidos busca tener un mecanismo de solución negociada en el que se apliquen más “las reglas del barrio” y no se sometan a los acuerdos internacionales. El problema, agregó, es que ese sistema es manipulable.

Afirmó que la parálisis que vive el Órgano de Apelaciones eventualmente y paulatinamente tendrá un impacto en la política comercial de México y del mundo.

Explicó que entre los integrantes de la OMC se busca una solución para salvar el sistema de controversias comerciales, pero para hacerlo sobrevivir se necesita de Estados Unidos. Por ello, Zapata expuso que en ausencia de ese país, ni China, Japón o Europa pueden impulsar una solución a temas comerciales internacionales.

Comentó que al gobierno estadounidense le molestó la forma en que la OMC analiza temas como el comportamiento de un organismo de Estado, el que se vea a China como economía de mercado, sin serlo, así como su seguridad nacional.

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