Pese a ser el principal aeropuerto del país, el proyecto de (PPEF) para 2024 plantea un presupuesto de mil 500 millones de pesos para el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), misma cantidad que para el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Sin embargo, el AICM o aeropuerto Benito Juárez tiene 71 años de vida, se deteriora cada vez más ante la falta de mantenimiento y la saturación de sus terminales, y recibió a 27.8 millones de pasajeros en los primeros siete meses del año, según cifras de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Además, se estima que este año podría romper récord en atención de pasajeros, con 52 millones de personas.

En contraste, el AIFA cuenta con infraestructura totalmente nueva y atendió apenas a 1.3 millones de pasajeros entre enero y julio.

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Para Julio Zugasti, asociado senior del despacho de abogados Hogan Lovells, el presupuesto solicitado para el AIFA es desproporcionado, ya que el tránsito aéreo del AICM supera por mucho al del Felipe Ángeles. Además, el aumento de recursos para el Benito Juárez en 2024 es de apenas 2% contra el monto aprobado para este año, frente a 79% más para el AIFA.

“En el caso del AICM se solicitaron mil 500 millones de pesos para gastos operacionales y remodelaciones, como las calles de rodaje, sanitarios y un gran número de pequeñas construcciones o remodelaciones”, indicó.

“Es el principal aeropuerto del país y no recibe la TUA [Tarifa de Uso de Aeropuerto], porque está destinada al pago de los bonos del NAIM, y eso lo deja con las manos cruzadas. Se podrían destinar mayores recursos para distintos rubros como las cuestiones operativas y de seguridad, tomando en cuenta el tránsito de pasajeros, porque el AICM, nos guste o no, es el principal aeropuerto del país”.

Deterioro en instalaciones

El 5 de septiembre, la calificadora Fitch Ratings bajó a negativa desde estable la calificación crediticia del aeropuerto Benito Juárez ante las preocupaciones sobre su capacidad para abordar sus necesidades de mantenimiento y la congestión de pasajeros, sin afectar sus finanzas.

Si bien mantuvo la calificación en ‘BBB-’, explicó que la situación del aeropuerto se ha agravado y provocado un deterioro acelerado de las instalaciones, hasta el punto en que los clientes y empleados podrían resultar heridos, a lo que se suma la reducción de vuelos por iniciativa del gobierno.

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Fitch Ratings recordó que en agosto una parte del techo de la Terminal 1 se desprendió y se inundaron las instalaciones, pues el sistema pluvial se llenó y varios drenajes se vieron comprometidos.

También en agosto, el gobierno decidió recortar, por segunda vez, el número de operaciones máximas en el aeropuerto de 52 a 43 por hora, 30% menos que en 2022. Si se transfieren vuelos al AIFA, eso significa menos ingresos para el AICM y el fideicomiso emisor.

Fitch considera que estos eventos tienen el potencial de aumentar el riesgo de refinanciamiento para los tramos de deuda a 10 años que vencen en 2026 y 2028.

Fuente: SHCP, AICM y AFAC
Fuente: SHCP, AICM y AFAC

Sistema, sin efecto

Carlos Torres, especialista en aviación, comentó que en el AICM “no hay recursos que alcancen para mantenerlo en buenas condiciones”, porque desde hace seis años se planteó la necesidad de mantener un sistema aeroportuario metropolitano, pero el AICM sigue siendo el centro de vuelos nacionales e internacionales.

“En la práctica, y con el ánimo de darle más demanda al AIFA, se han hecho cambios operativos y presupuestales, como el recorte de los horarios y la salida de las aerolíneas cargueras, pero en el caso de los usuarios, lo único que va a provocar el último recorte de horarios es un encarecimiento del precio del boleto de avión”, explicó.

En cuanto a la TUA, como este recurso no se destina a su mantenimiento, la experiencia para el pasajero “no va a ser más agradable o con mejor servicio” en el futuro, aseguró Torres.

De los recientes eventos de inseguridad en el AICM, como asaltos y balaceras afuera de la Terminal 1, Torres comentó que, si bien no son problemas nuevos, pudiera tratarse de un descuido o relajamiento de la seguridad por la Marina.

“Hace muchos años hubo una balacera en la Terminal 2 y se había llevado a cabo durante 2010 y 2011 el traslado de droga usando a las tripulaciones, haciendo intercambio de maletas en los estacionamientos. Se reforzaron las medidas de seguridad y la Policía Federal cuidaba que no vinieran cargadas las maletas con drogas”, dijo Torres.

“La diferencia es que, en aquella época, el AICM estaba en manos civiles y ahora está controlado por la Marina. Debería estar mejor”.

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