Nadie con cierto grado de empatía puede permanecer apático frente a la indolencia y crueldad de quien desde el púlpito presidencial se hace víctima todos los días.

A los morenistas no les interesa la verdad ni la justicia. Lo único “transformador” es darle poderes discrecionales a su líder, lo que jamás hubieran avalado en otros sexenios.

Las campañas electorales son un buen momento para que los que gobiernan rindan cuentas. Llegó la hora para que Morena deje de escudarse en el pasado y asuma la responsabilidad de sus pésimos resultados.

Erradicar definitivamente rencor y resentimiento de nuestra convivencia social para poder construir la paz no admite regateo alguno, mucho menos de quien aspira a tomar las riendas de este país. Se trata de sanar heridas, no de profundizarlas.

No es con una nueva cárcel o con elección de los juzgadores como resolveremos el problema de la delincuencia ni tampoco de la justicia.

El 26 de agosto de este año está marcado como el día en que el sistema Cutzamala colapsará y dejará de operar por la falta de agua ...Pero para entonces ya habrá pasado la elección.