Ilustrado con el inconfundible estilo del caricaturista Robert Risko, el cuestionario se convertiría en una parte esencial de la revista. Un espacio donde se invita a gran-des celebridades a ser ingeniosos y brutalmente honestos.

Una aficionada notable a este pasatiempo fue la primogénita de Karl Marx, Jenny, quien hizo a varios individuos notables de la época contestar el cuestionario, incluyendo a su padre y a su fiel amigo Friedrich Engels.