Sentadas alrededor de una mesa de madera color chocolate hay 11 mujeres. La luz baja que se cuela por las ventanas es suficiente para que su vista alcance a la oradora del estrado. Ella entra al salón y apoya su bolso sobre la mesa, enciende una laptop y sostiene un vaso de café. Da la bienvenida a las asistentes a un espacio educativo.

Pero no aprenderán sobre cocina o manualidades, ni les enseñarán el método para convertirse en la esposa perfecta. Su objetivo es otro: ser independientes y romper paradigmas del pasado. Lograr ser dueñas de su tiempo y cumplir la aspiración primera de crear o fortalecer su propia empresa.

Frente al grupo de visionarias, Ana Cecilia Pérez Cristo comienza su discurso. Su voz en tono alto denota confianza y la transmite a sus alumnas, quienes en silencio y con la mirada fija en ella toman notas sobre los pasos a seguir para convertirse en .

Ana Cecilia motiva la seguridad y autoconfianza de quienes la escuchan, les asegura que todas poseen un gran potencial. Pronto formarán una red comercial exitosa.

Aprender a emprender

Durante un viaje por Suecia, Olivia Medina degustó los manjares de la cocina europea, entre ellos el suculento sabor de los tés y tisanas gourmet de la región. Al volver a la Ciudad de México cayó en cuenta de que la oferta de infusiones de tal calidad era muy escasa en el mercado nacional. Esa revelación la animó a iniciar su propio comercio con mercancía extranjera.

Comenzó su negocio de forma pequeña, importando de Europa a México tres kilos de té para comerciarlizarlos dentro de la red de comedores industriales donde trabajaba. Actualmente, a 10 años de distancia de aquella idea viajera, son 68 toneladas las que distribuye a nivel nacional. Fundó la empresa Euro Te, la cual suministra tres cuartas partes del total que se consume en todo el país.

Las mujeres sentadas alrededor de la mesa llegan al igual que Olivia, con una idea que quieren convertir en un negocio rentable con perspectivas de crecimiento a futuro. En la academia Victoria 147 su bosquejo encuentra forma y se edifica con la ayuda de expertos.

Desde la fundación de la academia y aceleradora de negocios, en 2012, más de 2 mil 500 mujeres han logrado ver sus ideas convertirse en modelos de negocio tangibles y exitosos, insertándose en el mercado laboral.

El equipo de V147 ayudó a Olivia a definir su estrategia comercial y trabajo de branding para incrementar el impacto de su producto en el consumidor final. Hicieron un cambio de imagen a la empresa, pero también en su creadora, otorgándole la convicción para hacer realidad su planteamiento inicial.

Su objetivo es hacer que las mujeres logren ser económicamente activas a partir de sus propios méritos. “Apoyar a que alcancen su mayor éxito, sean ejecutivas que se encuentren trabajando dentro de un corporativo, o emprendedoras para generar una empresa y, de esta forma, empoderarlas para que haya muchas más mujeres dentro de la vida laboral”, afirma Ana.

La plataforma funciona de dos maneras: como incubadora o como aceleradora de negocios; es decir, dedicada a quienes apenas formarán una empresa y las que desean incrementar su valor.

Llegan a la academia dos tipos de mujeres, quienes apenas tienen el ideal de hacer una industria o que poseen alguna con poco tiempo de estar en funcionamiento. Ahí hay dos segmentos, dependiendo de una evaluación: el nivel landing es cuando llegan con la idea de un posible negocio, y el starter cuando, a pesar de estar en funciones, aún no tienen un negocio sólido.

Al entrar en estas fases se forman grupos de 15 a 20 mujeres para ser vinculadas con la red de fellows, sus acompañantes o mentores, quienes son socios, dueños o directores de empresas exitosas que donan su tiempo para asesorarlas en dinámicas comerciales, como capacitarlas para desarrollar presupuestos o leer estados financieros y legales para saber la metodología a seguir y arrancar su propia firma.

Por otra parte está la aceleradora, donde las mujeres con un negocio formado en su totalidad desean incrementar su facturación, aumentar su tamaño o llegar a otro tipo de clientes que hagan más exitosa su apuesta.

Con ellas el plan es personalizado, se vincula con un fellow para atender una carencia específica de la empresa y de la emprendedora. De forma anual se establecen actividades y métricas, se da seguimiento y evaluación de avances.

Se trata, en conjunto, de que las mujeres puedan hacer networking de su imagen y su negocio, conseguir una red de contactos empresariales con intereses afines a los de ellas que a futuro puedan ser una posible estrategia de apoyo.

Son especialistas en negocios que asesoran a otras mujeres a hacer los propios. A pesar de que el monto suele variar, una persona que se dedica a la asesoría de emprendedores puede ganar de 20 mil a 30 mil pesos mensuales.

Romper esquemas

Como directora de Emprendimiento, Ana Cecilia Pérez Cristo da seguimiento puntual a las mujeres dentro del proceso de capacitación y aceleración de empresas, está a cargo del proceso de selección y planificación que llevan las mujeres, independientemente de la etapa en la que se encuentre su proyecto. “V147 es una facilitadora. Se trata de dar opciones o cierto seguimiento para que ellas tengan las herramientas que necesitan para tomar decisiones”, dice.

La vida de Ana Cecilia se quiebra en dos fases: antes y después de la creación de Victoria 147. La etapa previa la describe como “Godínez”: tenía una hora de entrada, salida y actividades preestablecidas.

Tiene 29 años y estudió la carrera de Actuaría en la Universidad Anáhuac, lo que le permitió comprender los números y el extenso campo de los negocios, al grado de tener la habilidad de medir riesgos financieros y saber cuándo una decisión puede ser benéfica o nociva.

A pesar de tener una formación tan meticulosa y analítica, en la que se le enseñó que todo cambio tendría una repercusión estadística, accedió a dejar su empleo en la Asociación Mexicana de Seguros para apostar por una división poco explorada, el emprendimiento femenino.

Conoció a Ana Victoria García, fundadora y CEO de Victoria 147, por el contacto de una amiga en común. Su entrevista de trabajo con ella la describe como la más extraña que ha tenido en su vida, porque lo primero que le dijo la que entonces iba a ser su futura jefa sobre alentar a mujeres empresarias fue: “Está increíble, pero no hay nada”.

Para aceptar la oferta de abandonar su empleo y comenzar a trabajar en un área por la que nadie más había visto tuvo que creer en Victoria, en su proyecto y en las mujeres a las que deseaban apoyar.

Tomó el reto de subirse a un barco que históricamente ha estado capitaneado por hombres. Zarpó, junto con Ana Victoria, para navegar entre los tiburones de negocios y enseñar a las mujeres que podían timonear su propio navío y llegar tan lejos como ellos. No es casualidad que su actividad favorita sea la natación.

“Al ver la poca participación de las mujeres, pero que realmente sí existían en el segmento del emprendimiento, se necesitaba generar un ecosistema en el cual ellas realmente se sintieran mucho más escuchadas por encima de los hombres”, así describe Ana la llegada de V147.

Solidaridad

Con morbo y curiosidad la gente le ha preguntado a Ana Cecilia qué se siente trabajar todo el día con mujeres; creen que por razones de género habrá constantes problemas de comunicación.

“Me mueve estar viendo constantemente el crecimiento de las mujeres. Para mí, el hecho de que podamos romper mitos y tabúes de que ‘mujer no ayuda mujer’ o que ‘mujeres juntas, ni difuntas’, es algo que me encanta”, dice.

Su madre es la persona a la que más admira, porque al igual que ella trabaja para apoyar a otros a emprender. Desde pequeña sabía que quería dedicar su tiempo y conocimientos para ayudar a las personas. Sus intereses se encaminaban a lograr conseguir un impacto social, pero al pasar el tiempo el tema financiero le ganó al altruismo al elegir carrera universitaria.

Sin embargo, logró empatar lo aprendido en el área financiera para respaldar a otras mujeres en concretar sus propios modelos de negocio.

Tacones altos, ideas bien puestas

Al escuchar la palabra empresaria lo primero que atraviesa nuestro pensamiento puede ser una mujer con traje sastre, sobre un par de tacones, un portafolio y labios rojos. O tal vez esa palabra no traiga una imagen a nuestra mente porque una mujer, históricamente, se observa en el escenario doméstico. Victoria 147 quiere cambiar la imagen de la mujer actual.

Desde el punto de vista de Ana Cecilia, la razón por la que las mujeres no tienen una gran presencia en el emprendedurismo de negocios es “porque tienen la capacidad de medir riesgos, mucho más que los hombres, y para arriesgarnos debemos tener muchas más seguridades. Somos un tanto conservadoras”.

Una mujer no saltará a la deriva sin haber analizado previamente el campo, sus virtudes y posibilidades para saber que su aterrizaje será inequívoco. Son distintas las oportunidades que tenga una mujer soltera sin hijos, a alguien que se dedica 24/7 al cuidado de su familia.

A pesar de ello, el equipo de Victoria 147 quiere dar el mensaje de que todas las mujeres pueden ser exitosas en cada faceta de su vida y que es posible encontrar un balance entre las cosas que las apasionan.

Como Ana Cecilia Pérez Cristo, quien acaba de casarse y busca formar una familia, pero no quiere dejar de lado su capacidad de trabajo para apoyar a otras mujeres.

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