Los flamencos gozan casi inmóviles de la calma de este pedazo del mar, de la isla Holbox, en Quintana Roo, hasta que una pequeña embarcación se acerca y los hace volar. Es un cayak de plástico anaranjado, conducido por dos huéspedes del hotel Las Nubes, que han decidido admirar los rosados colores de los pájaros, sin importar los avisos que en la playa advierten: evite acercarse a las aves; se asustan.

Más de 160 kilómetros apartan a Cancún de Holbox. La isla apenas mide 42 kilómetros de largo y dos de ancho. Según el último conteo del Inegi, en 2010, era hogar de unos mil 400 pobladores en apenas cinco kilómetros cuadrados. Ambientalistas y activistas estiman que actualmente hay unos 2 mil habitantes, y en temporada alta los turistas llegan hasta 20 mil. Entre todos, generan unas 60 toneladas de basura al mes.

Holbox pertenece al municipio de Lázaro Cárdenas, donde se encuentra la biosfera de Yum-Balam, decretada zona natural protegida en 1994 para conservar su flora y fauna. Aunque la protección no le ha servido de mucho los últimos años, ya que su plan de manejo tiene casi 30 años pendiente, y ahora las construcciones de hoteles y viviendas crecen sin parar. La organización Salvemos Holbox estima que al día hay unas 50 construcciones en desarrollo, entre ellas cinco nuevos hoteles con vista al mar.

Hasta el momento, la isla es el refugio de más de 100 especies de aves, 30 de ellas migratorias. También es casa del cacomixtle, la cigüeña, el cocodrilo de río, cocodrilo de pantano, halcón peregrino, flamenco, manatí, mono araña, mono aullador, jaguar, ocelote, oso hormiguero, tapir, tortuga blanca, tortuga laúd, tortuga caguama, tortuga carey y zopilote rey, todos amenazados o en peligro de extinción y bajo protección especial, según la Semarnat. La Secretaría de Marina informa sobre la isla que existen 311 especies de fauna silvestre. Y que en el área se encuentra 49% de la fauna de anfibios y reptiles de Yucatán y 79% de Quintana Roo.

Dos barcos tipo ferri, con capacidad para unas 200 personas, que salen cada media hora desde Chiquilá hasta Holbox, son los encargados del acceso y salida de las personas, además de algunas pequeñas lanchas. Cobran 70 pesos a cada lugareño, y 120 pesos a los turistas que deseen salir o entrar.

Holbox, paraíso en peligro, víctima de su propia belleza
Holbox, paraíso en peligro, víctima de su propia belleza

Bienvenidos ¿todos?

“Bienvenido al paraíso”, reza una calle en Holbox. Pero ser “el tesoro del caribe” del que todos quieren disfrutar, le está costando mucho a esta isla. Holbox se abrió al turismo con cabañas de madera y palma, según Dinorah Bacelis, propietaria de Los Arcos, primer hotel que operó en 1986, que prestaba servicio a pescadores y a elementos de la Marina. Admite que su familia nunca pensó que la propagación de otros hoteles sería una amenaza contra la belleza de esta isla. “Tenemos miedo del desarrollo”, dice.

El informe ejecutivo de impacto ambiental que presentó la empresa Operadora Rumbo al Trópico, para el funcionamiento del hotel Las Nubes de Holbox, ante la Semarnat, resume en gran parte cómo una zona de protección federal donde habitan especies únicas, tuvo que ceder espacios al proyecto que inició con el nombre de Mi Capricho.

Aunque funciona como hotel de lujo desde 2013, el informe de impacto ambiental publicado por Operadora Rumbo al Trópico buscó la autorización de la Semarnat para su operación apenas en 2015. Su justificación por construir tres cabañas, sin respetar la Ley de Equilibrio Ambiental, es que “no existen planes ni programas de desarrollo urbano ni programas de ordenamiento ecológico para el municipio de Lázaro Cárdenas”, por lo que “el promovente hace uso de su derecho al disfrute del ecosistema en el que se encuentra su predio”.

Los representantes legales del hotel —en el que una noche puede llegar a costar más de 500 dólares, en temporada alta— responden a las sanciones que les impuso Profepa en 2012, por la devastación de mangle blanco, la palma chit y el botoncillo, todos enlistados para su protección especial: que sólo encontraron una planta de la especie botoncillo, que fue utilizada para decorar sus cabañas. De las otras especies no detallan nada, pero aseguran que Profepa miente al responsabilizarlos, pues los daños al manglar, según ellos, los hizo el gobierno local.

“La comunidad del mangle localizada al sur del proyecto se encuentra fragmentada por el camino Paseo Kuka en casi todo lo largo de la isla, y no únicamente en las inmediaciones del predio del proyecto”, justificaron. Además señalan que dicha calle fue construida con fondos federales, a través de la Secretaría de Turismo estatal. Y adjuntan una carta de la alcaldía que respalda dichas inversiones públicas.

Hotel Villas Cocoteros, Villa Flamencos, Villas Paraíso del Mar, Holbox Residence, Casa de las Tortugas, Casa Iguana, son sólo algunos de los desarrollos que han presentado en los últimos meses su solicitud de operación o construcción ante la Semarnat, bajo el mismo principio. Las guías turísticas online ofrecen hasta 81 hoteles distintos para hospedarse en la isla.

EL UNIVERSAL contactó a la Semarnat para conocer el número de solicitudes de construcción u operación en Holbox, en los últimos años, así como las que han sido aprobadas y con qué criterio. La petición fue canalizada a la delegación en Quintana Roo, en donde, hasta el momento no han dado una respuesta.

El origen

Holbox en maya quiere decir hoyo negro. Su nombre obedece a la gran profundidad de la laguna Yalahau, que lo separa del resto de México. La riqueza de los nutrientes en estas aguas permite que una gran cantidad de especies marinas se desarrollen. Cada año el tiburón ballena, el pez más grande del mundo, visita la zona. Se ha convertido en el mejor slogan de la isla.

Carlos Álvarez Flores, presidente de Comunicación y Ambiente AC, advierte que el desarrollo en la isla traerá consecuencias graves a su ecosistema. Tan sólo para el tour con el tiburón ballena, la delegación de Semarnat en Quintana Roo otorga hasta 500 permisos en cada temporada. El ambientalista ha documentado que por las calles arenosas, sin pavimentar en Holbox, circulan más de 500 carritos de golf, 150 motocicletas y decenas de cuatrimotos. Además de unas 600 bicicletas que también se rentan. De continuar el crecimiento, Álvarez estima que en dos años habrá 10 mil habitantes.

El basurero de Holbox es el imperio de los zopilotes. Aquí se quema la basura cuando la lluvia lo permite. Y cuando no, es la misma corriente de los ríos la que dispersa los contaminantes sólidos hasta el mar.

Álvarez Flores advierte que la generación de basura se incrementa. “Estudios del gobierno del estado de Quintana Roo y la asociación civil Yaax Beh, en el 2008, estimaron que se recolectaba poco más de una tonelada diaria, y dos en periodos vacacionales. Para 2015 registraron 6 toneladas diarias en temporada baja y 12 en temporada alta”, detalló.

Holbox ya es muy grande

Carlos Joaquín, gobernador electo de Quintana Roo, dijo a EL UNIVERSAL que debe reunir una mesa de diálogo para impulsar de inmediato una ley de regulación para la zona natural protegida y el municipio.

Admite que aún no se tienen los estudios geológicos y ambientales que hacen falta para determinar el desarrollo permisible. “El crecimiento se dio por la belleza del lugar. Y le ganó ese desarrollo a la atención y al desarrollo que se debería de dar de evitar la fragilidad que la isla tiene”, considera.

Gamaliel Zapata Moguel es ejidatario y maestro en Cancún. Fue alcalde de Holbox y su familia una de las primeras que llegaron a poblar.

Dice que todo desarrollo, e incluso nuestra presencia, genera contaminación. Fundó “Salvemos Holbox”, campaña que pide que la isla sea patrimonio nacional de la humanidad.

Gamaliel quiere que su hijo, a punto de entrar a la adolescencia, disfrute más tiempo del Holbox que él conoció. Pero sabe que la apertura al desarrollo turístico no ayudará a que esto suceda en el corto plazo.

“Tenemos que aprender a convivir con la naturaleza, que es la joya de Holbox”, anhela.

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