Los millennials están en muchos lados, pero pocos —incluyendo empresas, políticos y hasta padres de familia— saben con certeza quiénes son y cómo piensan. En sus manos está el futuro político y económico del mundo.Es la generación del “choque” cultural. Está compuesta por migrantes digitales (conviven con tecnología análoga y digital) y nativos digitales (que se han desarrollado con al menos un dispositivo electrónico al alcance). Nacieron entre 1980 y 1994; es decir, hoy tienen entre 22 y 36 años.

“No sólo son una condición etaria ni socioeconómica, hay una condición tecnológica en ellos que transforma todo, que es el ecosistema digital que, a diferencia de otras generaciones, es un cambio radical.

“Este ecosistema lo que favorece, principalmente, es la comunicación, la información, la relación y la creación de comunidades”, explica Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación y consultor político.

El también autor de Snapchat en política y La política en tiempos de WhatsApp detalla que esto hace que pasemos de generaciones consumidoras a más activas y activistas; de quienes querían comprar y poseer a quienes quieren compartir y usar. Son cambios culturales radicales que tienen otra escala de valores, otras características a la hora de construir proyectos. “Son una ruptura, desde el punto de vista cultural, con anteriores generaciones, no solamente una progresión o un escalón más en matices o en desarrollo socioeconómico de las anteriores”, explica Antoni.

En México, los milennialls elegirán presidente en 2018 y su decisión será determinante porque cuatro de cada 10 serán votantes, puesto que este grupo poblacional concentra 24 millones de personas. De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, realizada por el Inegi, la entidad con la población más joven es Chiapas, con una edad promedio de 23 años. La llamada Generación Y está más interesada por las causas políticas que por las casas políticas.

Dudan y cuestionan todo

“Somos gente que está hasta la madre también de que nos encasillen”, se autodefine Ricardo Colín, de 27 años, quien trabaja con un sueldo promedio en un portal que vende productos de diseño por internet. “Vivimos bajo un estereotipo constante, no sé por qué nos culpan por la irresponsabilidad de la seguridad social, la falta de empleo, pues esos son problemas de las generaciones pasadas. Me considero adulto joven que lucha contra gente que aún le teme a una computadora”, remata.

Colín es lo que el sociólogo por la UNAM Christian Amaury Ascensio considera “aspirante a millennial”, es decir, que aunque pertenece al grupo generacional en esta categoría, batalla por estar a la altura de las expectativas de sus contemporáneos en un país que no los apoya, respeta y ni siquiera los conoce.

“Lo que no se entiende es que esta generación piensa desde otra perspectiva nada anacrónica. Dudan de todo y cuestionan a los políticos por las veces que les han mentido; al matrimonio, por la cantidad de divorcios que han visto; al empleo único, por la frustración que ven que genera. ¿Por qué habrían de seguir un modelo que no los representa?”, cuestiona el experto.

En esto coincide Antoni Gutiérrez, al señalar que “no se conoce en buena parte las tecnologías y los espacios en los que estos milenials se mueven y conviven, que es fundamentalmente la tecnología móvil. Conocen algo de la importancia de las redes sociales, de Twitter y Facebook, pero ni comprenden su trascendencia ni conocen lo que está pasando en Snapchat y otras plataformas de comunicación.

“Tampoco es desconocimiento técnico, sino casi cultural, de este nuevo ecosistema digital. Son esas dos cosas, una mezcla de ignorancia y de desprecio que está haciendo a los políticos tradicionales estar ciegos y sordos a lo que creo que sí está pasando pero que ellos no ven ni escuchan”, puntualiza el experto español.

Aunque comúnmente se les describe como materialistas por su afición a la tecnología, algunos estudios discrepan. Según el Pew Research Center, los millennials son más precavidos al tomar compromisos económicos a largo plazo que sus antecesores, la Generación X.

Prefieren un viaje que pagar una hipoteca, pero las condiciones no son las idóneas, lamenta el economista Gerardo González, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

“Habrá que hacer un análisis serio de cuál es el nivel de deuda de los jóvenes, pues hay un nulo crecimiento económico y el panorama no pinta bien para su futuro. Nunca alcanzamos lo que en [el año] 2000, un crecimiento de 150%, es decir, 2.5 millones de personas buscan empleo”.

“El panorama es incierto”, enfatiza el economista González Chávez. “En países desarrollados apoyan los créditos, desarrollo de tecnologías, no abandonan a los jóvenes emprendedores, los cobijan”.

Gutiérrez-Rubí afirma: “El hecho de tener una fuerte individualidad no los convierte en egoístas, que sean rápidos no los hace impacientes, y que busquen la felicidad no los convierte en hedonistas. Hay una confusión, algunos atributos de los millenialls son interpretados en el perfil más negativo. Evidentemente no coinciden con las actitudes de sus mayores, pero reflejan una nueva sociedad y realidad de mexicanos fuertemente digitales, con una gran vivencia de la sociabilidad en comunidad y que no se sienten representados por el sistema político tradicional”.

Su relación con la política

Antoni Gutiérrez-Rubí, cuatro veces ganador del Victory Award al Blog Político del Año, señala que “lo que se está haciendo mal en esta nueva cultura digital, en el plano político, es creer que uno puede esperarse cinco, seis años, tranquilamente a que haya nuevo proceso electoral sin rendir cuentas. Cuando eso pasa, lo normal es que no acabe de conectar con la gente joven, y más con los millenialls que tienen gran capacidad de fiscalización, de observancia y análisis potente de lo que está sucediendo.

“Creo que hay un problema de actitudes en la relación de la política tradicional hacia estos chicos, que hace que no se vean ni escuchados ni representados”, afirma.

Agrega que en el país “se está sembrando un ecosistema político que aún no ha germinado, pero no significa que no esté. Eso es lo que hay que comprender, las semillas están, aunque no veamos sus frutos, y eso es lo que está pasando en México y en muchas otras partes”.

Sobre la contienda electoral de 2018, el experto indica que Enrique Peña Nieto “puede ser el último Presidente de un modelo de partidos y de una manera de hacer la política en México. Quizá a partir de 2018 emerjan otro tipo de actores políticos capaces de mover el tablero, como está pasando en otros países”.

Los millennials “son millones de personas y tienen una fuerza electoral imbatible y lo que hay es un miedo a perder el poder en manos de una nueva generación de personas que puedan concentrar su voto en candidaturas ciudadanas y cívicas, en movimientos que tengan capacidad para rivalizar, competir y ganar el poder”, concluye Gutiérrez-Rubí.

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