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José Arturo Cardona Pérez, director general del Instituto Nacional de Perinatología (INPer), aseguró que el embarazo en adolescentes es un problema de gran impacto social en el que se requieren acciones intersectoriales.

Reconoció que si bien se han presentado avances en la salud reproductiva y sexual del adolescente, estos no han tenido el impacto deseado. “Vivimos una transición epidemiológica y demográfica donde el número de adolescentes mujeres es de 9.3 millones actualmente y no variará mucho en los próximos 20 años, por lo que el reto que tenemos es muy importante”, dijo.

Indicó que hasta el año 2000 había campañas intensas sobre planificación familiar, pero orientadas a consejería, información y a que la gente planeara bien su embarazo, así como conocer el uso de anticonceptivos.

Después hubo una disminución en cuanto a programas de planificación familiar, “lo que de alguna manera tiene un impacto en el número de embarazos de mujeres y en adolescentes en general”.

Desde su experiencia, la pérdida del núcleo familiar y la falta de cohesión familiar es lo que ha generado que se tengan niñas embarazadas en nuestro país. “Cuando perdemos el blindaje que nos ofrece la familia, y más en la edad de la adolescencia, es cuando se comienzan a presentar los problemas”, afirmó Cardona Pérez.

Mencionó que un embarazo en una niña es cuatro veces más riesgoso que un embarazo en una mujer adulta joven, y recordó que éste se torna más complicado debido a que una de cada tres adolescentes presentan sobrepeso y obesidad, lo que agrega riesgo.

Indicó que en la Clínica de la Adolescente para Mujeres Embarazadas uno de los objetivos es aconsejar a este grupo poblacional a cuidarse con algún método anticonceptivo para evitar volverse a embarazar tan jóvenes.

“El 70% de las adolescentes menores de 16 años que atendemos se llevan algún método anticonceptivo de larga duración, y aunque nuestra meta sería que prolongaran el segundo embarazo hay muchas adolescentes que antes de los 18 años van por su segundo hijo”, comentó José Arturo Cardona en entrevista con EL UNIVERSAL.

Para el funcionario, el embarazo en adolescentes “es un problema de impacto social trascendente que a mediano plazo tendrá consecuencias desde el punto de vista biológico, de educación y de desarrollo personal en general”.

En la Clínica de la Adolescente Embarazada se atendió en 2015 a 2 mil 36 menores de 16 años, de las cuales mil 732 estaban embarazadas. Aquí 70% de las pacientes egresan con algún método anticonceptivo de larga duración para tratar de postergar el intervalo entre el primero y segundo embarazo.

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