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En su afán por defender sus tomas clandestinas de los operativos contra el robo de combustible, los huachicoleros están imitando las estrategias de los cárteles del narcotráfico: uso de armas largas y enfrentamiento directo con autoridades.

En Puebla, los enfrentamientos entre elementos del Ejército mexicano y bandas de chupaductos han dejado un saldo de cuatro militares muertos y 11 lesionados; además, se reportó la muerte de seis civiles.

Estas cifras se asemejan a enfrentamientos entre militares y miembros de cárteles de la droga.

Según la Relación de personal fallecido en la aplicación de la campaña permanente contra el narcotráfico y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos que reporta la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), los enfrentamientos más violentos con armas de fuego entre militares y capos de la droga han dejado máximo seis elementos del Ejército muertos, desde que comenzó el registro en diciembre de 2006.

Tal es el caso de un enfrentamiento el 1 de mayo de 2016 en el municipio de Casimiro Castillo, en Jalisco, donde durante una balacera seis agentes de la Sedena perdieron la vida.

Este es el enfrentamiento con armas de fuego que mayor número de víctimas de elementos del Ejército ha cobrado desde 2006.

Las balaceras que continúan la lista han registrado cinco militares muertos. La más reciente, ocurrida en Culiacán, Sinaloa, fue un impacto para la Sedena. El 30 de septiembre de 2016 cinco de sus elementos perdieron la vida y 10 resultaron heridos al ser emboscados por un grupo armado.

Esta emboscada fue ordenada por el jefe de sicarios de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo del líder del Cártel de Sinaloa Joaquín El Chapo Guzmán.

Francisco Javier Zazueta Rosales, Pancho Chimal, coordinador de la emboscada, fue abatido por elementos de la Secretaría de Marina Armada de México el pasado 15 de abril.

Los eventos que mayor número de víctimas castrenses han cobrado son dos accidentes aéreos.

El 1 de mayo 2015, integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación derribaron una aeronave Cougar EC–725, que pertenecía a la Fuerza Aérea Mexicana, en la que viajaban 18 elementos, 16 de las Fuerzas Especiales y dos de la Policía Federal.

En el ataque murieron ocho elementos de las Fuerzas Armadas.

Como los narcotraficantes hacen con Jesús Malverde, los huachicoleros han creado su santo para pedirle protección: el Santo Niño Huachicolero, una imagen que los chupaductos cargan en estampas o medallas.

El Santo Niño Huachicolero sostiene una manguera y un bidón de diesel, tambos de 200 y botes de 20 litros lo rodean. El pasado 27 de marzo, los huachicoleros atacaron un vehículo que transportaba elementos castrenses, provocaron su volcadura, y causaron lesiones al menos a seis militares.

Investigaciones realizadas por la Procuraduría General de la República (PGR) y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) señalan que los cárteles mexicanos se han involucrado en la ordeña ilegal de ductos; las organizaciones que han sido detectadas en esas actividades son Los Zetas, Los Caballeros Templarios, Cártel del Golfo y el más reciente, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

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