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Los niños de diferentes escuelas de tae kwon do estaban más emocionados que nunca porque iban a conocer a María del Rosario Espinoza, cabo auxiliar del Ejército, única mujer mexicana que ha ganado tres medallas en tres ediciones olímpicas.

No dejaban de moverse en sus asientos, estaban ansiosos por ver a su ídolo y ocuparon las primeras filas del auditorio del Centro Militar Ciencias de la Salud, en la Ciudad de México. El resto de las filas fueron para los padres de familia, profesores de tae kwon do y estudiantes militares de las carreras de enfermería, médicos y odontólogos.

Cuando finalmente apareció María, todos aplaudieron, los murmullos invadieron el ambiente. “¡Ahí está, tómale la foto!… Qué bonita… se ve más delgada… es muy sencilla…”, comentaba la gente.

María caminó muy sonriente, pero con la seguridad de un soldado, pantalón blanco, tenis y playera color rojo del Ejército.

Aunque había más deportistas de la Secretaría de la Defensa Nacional, entre ellos Saúl Gutiérrez, Jesús Mendoza y René Lizárraga, todos querían ver y escuchar a la campeona mundial, campeona panamericana y campeona centroamericana.

El auditorio se oscureció para ver un video de la historia de María, hija de un pescador, originaria de La Brecha, Sinaloa, un pueblo de 2 mil habitantes.

Aparecen fotos y videos caseros de cuando era una niña, en entrenamientos, en su casa, empujando una carretilla y en competencias. En algunas escenas luce agotada, pero nunca baja la guardia, no se rinde. El video termina cuando María gana el último combate por la medalla de oro en Beijing 2008. Llora, extiende por la espalda la bandera de México, está bañada en sudor y sube al podio para recibir la medalla de oro, sonríe, saca el pecho y entona el himno nacional.

“Hasta quiero llorar”, se escucha a un asistente en la fila de atrás.

“A los 20 años, la mejor experiencia que me ha llenado el corazón, cantar el himno nacional en un país tan lejos, recordarlo todavía me da esa emoción. En cada competencia doy lo mejor por mi País, escuchar el himno era la recompensa, entrenar seis horas al día, la dieta,cansancio, es el sueño hecho realidad. Cuando gané, pensé ¿Qué hay más allá?”, expresó la campeona y ganadora, por cuarta vez del Premio Nacional del Deporte.

“Voy a Londres con una motivación extra, representaba al Ejército. Me llena de emoción saber que una medalla no solamente va a emocionar a México, también a ustedes, a ser mejor y luchar por sus sueños”, dijo con mucha sencillez, sus palabras fueron interrumpidas por los aplausos y momentos después se dio el aviso de que al final de una exhibición, en la que rompieron tablas, los niños pasarían a tomarse fotos con ella.

Niños y grandes invadieron el escenario. Incluso se interrumpió el programa para permitir que los niños se tomaran fotos con María del Rosario y se llevaran su autógrafo en un póster, en la playera o el peto.

La ganadora estaba feliz, abrazó a los niños, posó con todos y los niños nunca olvidarán la experiencia de anoche. No lo podían creer y salieron inspirados para perseguir sus sueños.

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