Al hablar de cáncer de mama es inevitable pensar en la muerte. Hoy la detección en etapa temprana sigue siendo el mejor camino para hacerlo curable. Alrededor de esta enfermedad hay algunos mitos de lo que se cree podría provocarlo. En plática con EL UNIVERSAL, médicos expertos opinan sobre estas creencias y hablan de la efectividad de retirar los senos para reducir la probabilidad de padecerlo.

De acuerdo con el Informe Mundial Sobre Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 2003, la incidencia de este padecimiento podría aumentar 50% para 2020, cuando habría 15 millones de nuevos casos en el mundo y más de 16 mil 500 por año en México. Desde 2006 este tipo de cáncer es la primera causa de muerte de las mexicanas, aún sobre el cervicouterino, según el Registro Histopatológico de Neoplasias Malignas, ese año se incrementó 9.7%, en comparación con el año 2000, y las defunciones aumentaron 28.5% en esos seis años.

Las dudas

Aunque no se ha comprobado una relación directa entre anticonceptivos y el desarrollo de la enfermedad, “se piensa que el uso ininterrumpido de estos medicamentos por más de 10 años puede influir”, por ello, Ernesto Sánchez Forgach, uno de los autores del libro Cáncer de mama, actualidades y controversias, recomienda usarlos por plazos no mayores a cinco años, con descansos para que el metabolismo vuelva a su función normal.

El tipo de alimentación es otra variante a considerar, según Jaime Reséndiz Colosia, jefe del departamento de tumores de mama del Hospital de Oncología del Centro Médico Siglo XXI del IMSS, porque en los estados del sur del país se tiene un riesgo mucho menor que en los del centro y norte, debido a la pobreza que registran, la población se alimenta con menos proteínas y grasas animales.

Sánchez Forgach desmiente que el uso de antitranspirantes esté directamente relacionado con el cáncer de mama, pues de ser así “éste se desarrollaría en ambos senos y en la mayoría de los casos es unilateral”. Rechaza que el uso de brassieres rígidos y con varillas influya.

Otro temor es el hecho de someterse a mastografías de forma constante. Sánchez Forgach afirma que por norma oficial a nivel mundial las mujeres deben hacerse una mastografía una vez al año a partir de los 40, incluso después de los 75 y 80 años, sobre todo en México, donde el promedio de diagnóstico es entre los 46 y los 48 años. Recomienda estudios de imagenología mamaria a partir de los 30, si hay antecedentes de cáncer de mama en la familia a temprana edad.

A decir de Enrique Bargalló, jefe del Departamento de Tumores Mamarios del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), la Norma Oficial Mexicana plantea que los equipos de mastografía deben estar certificados en calidad, calibración, radiación emitida y posicionamiento. Respecto a la radiación que la paciente podría recibir al realizarse mastografías, Forgach considera que los nuevos equipos emiten bajos niveles y no incrementan la posibilidad de provocar cáncer, son muy distintos a los de las décadas de los 60 ó 70 que emitían altos niveles, “la radiación se equipara a la que se recibe cuando se va a asolearse a la playa”.

¿La biopsia disemina el tumor?

El estudio de las lesiones de mama a nivel celular se hace a través de biopsias. Para Héctor Maldonado, subdirector de Patología del Incan, con estas pruebas se identifica una serie de parámetros que clasifican al tumor por su agresividad y riesgo de recurrencia; también determina si invadieron vasos sanguíneos o ganglios.

Para Forgach la biopsia es un método seguro que ayuda a clasificar biológicamente el tumor. “Es muy difícil determinar cuándo conviene o no hacer biopsias, pues cada caso requiere de un manejo específico, según las condiciones, etapa del tumor y de los recursos con los que se cuenten”. Explica que cuando se hacen y se trata al paciente inmediatamente no hay problema, pero si se dejan pasar semanas o meses para hacer un diagnóstico, entonces sí se puede abrir la posibilidad de diseminar ese tumor. Aclara que no existen estudios que comprueben que las biopsias diseminen el tumor.

Maldonado considera que el riesgo de un desplazamiento de células cancerosas a otras partes del cuerpo por realizar una biopsia es un fenómeno que no ocurre en todos los casos, ni en una cantidad importante, por tanto no se pone en una situación de mayor peligro a la paciente. Afirma que luego de estos procedimientos se debe atender rápido a la enferma por el cáncer, no porque implique riesgo la biopsia.

Quitar senos para reducir riesgo

Forgach afirma que ya se pueden hacer estudios de sangre para determinar qué personas son portadoras de mutaciones genéticas relacionadas con cáncer de mama y cuando existe la posibilidad de padecerlo, ésta es de 95% en mama. Al retirar los senos se extirpa la gran mayoría de la glándula mamaria, no totalmente, porque debe mantenerse cierta estética, no se debe perder sensibilidad, ni dejar que muera el pezón, y en esta medida que se deja parte del tejido existe la posibilidad mínima de padecerlo, “está recomendada como método para reducir riesgo cuando hay mutaciones genéticas”.

Con información de Néstor Pinacho

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