Washington.— El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) cree que la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán impactará en la frontera con México y recrudecerá la violencia de los cárteles del narcotráfico, que han incrementado su ofensiva en Tucson (Arizona), el Valle de Río Grande y San Diego (California).

La advertencia la hizo el comandante del DHS, Robert L. Harris, encargado desde diciembre de 2014 de supervisar la vigilancia de la zona suroeste de la frontera de Estados Unidos, en una audiencia sobre seguridad fronteriza en el comité de la Cámara Baja de Supervisión y Reforma del Gobierno.

“La huida de Joaquín Guzmán Loera podría potencialmente instigar mayor violencia en la frontera, de manera similar a los incidentes que siguieron a la primera vez que escapó de prisión el capo, en 2001”, destacó Harris en la audiencia celebrada en la Cámara de Representantes.

En su intervención, Harris reconoció el “alcance e influencia” de los capos del narcotráfico, especialmente de Los Zetas, el Cártel del Golfo, el de Juárez, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, encabezado este último por El Chapo.

El líder del cártel de Sinaloa escapó el pasado 11 de julio del penal de máxima seguridad Altiplano de Almoloya de Juárez, en el Estado de México, a través de un túnel de 1.5 kilómetros de longitud que conducía a una casa cercana.

Además, Harris alertó que el poder de estas organizaciones criminales se extiende más allá de la frontera que comparten Estados Unidos y México y alcanza a ciudades estadounidenses.

“La amenaza de estas organizaciones de narcotráfico es dinámica. Son organizaciones rivales que están constantemente compitiendo por el control y, a pesar de los esfuerzos antidroga de Estados Unidos y México, los nuevos grupos surgen y se forman nuevas alianzas”, detalló el agente de DHS.

Para mostrar la ferocidad de los cárteles, Harris recordó el caso de los puso de ejemplo el conocido caso de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Jaime Zapata y Víctor Ávila, que en febrero de 2011 cuando conducían desde Monterrey (México) a la capital del país fueron atacados por Los Zetas.

Uno de ellos, Jaime Zapata, resultó herido de muerte.

Recientemente, el 5 de junio de este año, un helicóptero de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) recibió disparos desde México mientras sobrevolaba la zona fronteriza de Laredo (Texas), según las investigaciones.

“El área en la que el helicóptero recibió los disparos es conocida por sus rutas de narcotráfico y tráfico de personas”, destacó Harris, que a pesar de estos incidentes aseguró que la seguridad en la frontera ha mejorado en los últimos años.

En desacuerdo con esta mejora se mostró el presidente del comité y uno de los republicanos con mayor peso en la Cámara de Representantes, Jason Chaffetz (Utah), y el presidente de la Unión Nacional de la Patrulla Fronteriza (NBPC), Brandon Judd, que también acudió a testificar ante el Congreso.

Judd, cuyo sindicato representa a 16 mil 500 agentes, alertó del “incremento de la violencia” en la frontera debido a la ferocidad de los narcotraficantes y el aumento del número de criminales que cruzan y fueron acusados de graves crímenes como asesinato, violación, tráfico de armas y drogas.

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