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La telenovela legislativa duró más de 28 horas. El delito de peculado y la acusación del desvío de 300 millones de pesos quedaron atrás y el diputado suplente Antonio Enrique Tarín García (PRI) logró evadir a la justicia después de que obtuvo un amparo contra la orden de aprehensión que giró este lunes el juez de control de Chihuahua, Eduardo Alexis Ornelas.

El recinto legislativo, donde se elaboran leyes para evitar actos de corrupción y delitos, fue la fortaleza donde se atrincheró desde el pasado martes Tarín García. Aquí desayunó, comió, cenó y volvió a desayunar tranquilo al saber que los agentes de la Policía de Investigación de la Ciudad de México o ministeriales de Chihuahua no podían entrar a detenerlo.

Incluso, el fiscal general de Chihuahua, César Augusto Peniche, coincidió con Tarín García en el mismo edificio de la Cámara de Diputados; sin embargo, pese a estar a unos metros del acusado de peculado, reconoció que no lo podía detener debido a que su dependencia era respetuosa de los demás Poderes de la Unión.

La estrategia del ex director de Adquisiciones del gobierno de César Duarte, en Chihuahua, era rendir protesta como diputado federal en sustitución del también priísta chihuahuense Carlos Hermosillo, quien falleció la semana pasada en un accidente automovilístico, pero al ser alertados, los diputados federales le impidieron tomar protesta debido a que se le otorgaría el fuero constitucional, lo que evitaría cualquier acción penal en su contra.

Ante esto, desde las 7 de la noche del pasado martes, Tarín García se atrincheró en la oficina de Carlos Hermosillo en la Cámara Baja, junto con un acompañante, mientras la prensa vigilaba su estadía.

Al ex director de Adquisiciones de César Duarte se le brindaron todas las facilidades para permanecer en la Cámara de Diputados mientras un juez le otorgaba su amparo.

Tarín García obtuvo las llaves de la oficina del fallecido Carlos Hermosillo en la coordinación de Chihuahua en el segundo piso del edificio G; un espacio de aproximadamente nueve metros de ancho por cinco de largo. Aquí, entre sillas, un escritorio, teléfonos y un sillón pasó la noche. Nadie lo molestó hasta que cerca de las 9 de la mañana una mujer de limpieza le acercó una bolsa con ropa interior y enseres personales para que a las 9:40 de la mañana pudiera salir de su escondite.

Después de 14 horas de encierro, salió y dio unas breves declaraciones a la prensa y anunció que iría a la explanada a tomar un café y a desayunar. Mencionó que estuvo definiendo su estrategia jurídica toda la noche y el acuerdo con los diputados era que se retirara de la Cámara de Diputados por la tarde. No pudo aceptar que tuviera todo el respaldo del PRI, “yo voy a afrontar mi tema jurídico”, pero aceptó que sí le interesa tomar el cargo como diputado federal.

Desayuno. En el restaurante 1857, que comúnmente utilizan los diputados, Tarín García permaneció más de cuatro horas en donde platicó y convivió con las diputadas del tricolor Érika Arroyo, Jasmine Bugarin y Brenda Borunda. El legislador suplente estaba tranquilo, atendiendo sus tres celulares; desayunó jugo de naranja, agua natural, papaya y un club sándwich con papas fritas, así como varias tazas de café.

La espera era larga, se levantaba al baño, contestaba teléfonos, mandaba mensajes, conversaba con su acompañante y después de las 10:30 de la mañana, las diputadas se retiraron no sin antes pagar la cuenta, incluso con dinero y vales de la propia Cámara Baja.

Felicidad. En medio de un panorama negro, para Tarín García se abrió un oasis al ver llegar al fondo del restaurante a su abogada con un sobre amarillo y su amparo, que le daría la llave a la libertad. Lo analizó por algunos minutos y decidió salir del restaurante y declaró: “Ya tenemos un amparo, me retiro a unas oficinas para seguir trabajando en mi defensa jurídica”.

Informó que él entró por su propio pie a la Cámara de Diputados y lo mismo haría para salir. “No tenemos absolutamente nada y vamos a afrontar con la frente en alto este proceso que viene”. Se dijo inocente y anunció que espera estar “muy pronto” de nuevo en San Lázaro para tomar la protesta de ley.

Pero el PRI adelantó que no solicitará ni este jueves, ni otro día, que Tarín García rinda protesta como legislador federal, hasta que no se resuelva su situación jurídica.

Último susto. Ante la muchedumbre de reporteros que lo asediaban para que informara de su destino y acciones, Tony Tarín, como le dicen sus amigos, decidió hacer mutis y ya no declarar más. Caminó por la explanada ante las cámaras y flashes encendidos y bajó al sótano donde ya lo esperaba una camioneta Highlander, Toyota con las placas W35 AGU de la capital del país.

Subió en la parte trasera del automóvil y su chofer aceleró para perder a los representantes de los medios de comunicación; sin embargo, a su salida una patrulla Avenger blanca se atravesó y le impidió el paso. Un agente de la Policía de Investigación de la Ciudad de México se acercó y le pidió al diputado suplente que descendiera del vehículo, pero no accedió y le mostró su “tesoro”, que era el amparo que había esperado por más de 28 horas.

Tras una revisión de más de 30 minutos, comprobaron que el amparo era legal y Antonio Tarín García pudo irse del recinto legislativo de San Lázaro a toda velocidad por la calle de Emiliano Zapata y posteriormente tomó avenida Congreso de la Unión.

Fueron 28 horas intensas dentro del recinto legislativo de San Lázaro. No se le otorgó fuero al legislador, pero tampoco se le pudo detener debido a que la Cámara de Diputados pertenece al Poder Legislativo, lo que impidió el ingreso de la policía. Fue su fortaleza y su llave a la libertad.

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