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Guadalajara, Jal.— Si algo dijo Mario Vargas Llosa de Cuba fue que la Revolución nutrió y estimuló la novela latinoamericana. Tras esto, aunque los cientos de lectores que se dieron cita para escucharlo esperaban un comentario sobre Fidel Castro, no hubo ninguna mención a la muerte del ex presidente fallecido el pasado viernes, ni tampoco nadie lo mencionó durante el Homenaje a los 80 años de Mario Vargas Llosa.

Pero en declaraciones al diario español El País, Vargas Llosa sí se sinceró: “Él dijo que la historia le absolverá. Y yo estoy seguro de que a Fidel no lo absolverá la historia”.

Ayer, Vargas Llosa habló de América Latina, su historia, cultura, literatura, el llamado Boom latinoamericano.

Pocos hablaron de Fidel Castro. El escritor rumano, Norman Manea, dijo que “fue el último de los grandes revolucionarios latinoamericanos, uno de los principales opositores de Estados Unidos, que eligió oponerse al capitalismo de estado por más de 20 años”.

Por su parte, Alberto Manguel aseguró que Fidel Castro fue “un capítulo importante del Siglo XX que se cierra con sus aspectos negativos y positivos; el lado bueno es que convirtió a Cuba en una país con un nivel social importante que no tenía, en lo negativo los prisioneros políticos”.

El gran ausente de la Feria Internacional del Libro, y de las reflexiones sobre Castro, es el escritor cubano Leonardo Padura, quien ayer al mediodía canceló su participación en la Feria, una decisión extraña. EL UNIVERSAL habló con Padura la noche del viernes y éste estaba muy decidido a viajar a México, sin embargo, se sabe que no lo hizo y que no salió de la isla.

El combativo. Más tarde, el historiador Enrique Krauze, durante su participación, dijo que Vargas Llosa no cesa de ser un ser combativo, lleno de energía y con gran capacidad para reinventarse.

“¿De dónde proviene? Muchas veces he creído ver en el rostro de Mario una expresión de tristeza o lástima ante el macabro o grotesco espectáculo del mundo, pero de pronto, con naturalidad, aparece una sonrisa. Hay un estoico en el fondo de Mario, un estoico que responde con imaginación, ironía e inteligencia y con humor, el trabajador espartano se divierte, brinda con un buen vino y con el amor. Por eso, en momentos de desfallecimiento o duda, me basta hablar con él por teléfono para recobrar la energía. Gracias, Mario. No existe la Tierra prometida, la literatura es la Tierra prometida”, le dijo.

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