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México tendrá que definir una estrategia frente a Estados Unidos a partir de quién será el próximo presidente: Hillary Clinton o Donald Trump. Es imperativo que ante la retórica del empresario se analicen las razones por las que un importante sector estadounidense es empático con sus posiciones extremas y, en consecuencia, se requiere de una estrategia de comunicación, más allá de las elecciones, sobre la importancia de la relación binacional.

El ex canciller Bernardo Sepúlveda Amor, en entrevista con EL UNIVERSAL, analiza así el fenómeno Trump, las lecciones que deja a México el que el magnate haya escalado posiciones en el electorado de su país con su mensaje antiinmigrante y las acciones que se deben emprender frente a los escenarios que planteó el aspirante republicano.

“Sin duda, hay un sentido de urgencia de poner en marcha un proyecto de esta naturaleza de educación cívica para la comunidad estadounidense.

“Los debemos convencer de que somos extraordinariamente relevantes para temas esenciales que tienen que ver con el comercio bilateral, con la inversión extranjera estadounidense en México, con una mano de obra mexicana que arroja extraordinarias ventajas para la economía, con un mejor conocimiento de la cultura mexicana.

“También tiene que ver con el hecho de que México es una barrera importante a cualquier posible infiltración de potenciales actos terroristas”.

Quien también fuera embajador en Estados Unidos y más recientemente vicepresidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya asegura que México debe sostener intereses permanentes en la relación bilateral con EU, más allá de quién sea el próximo mandatario, como asegurar la protección y el respeto de los derechos políticos cívicos, económicos y sociales de las comunidades migrantes.

¿Cuál es el desafío que representa la virtual candidatura republicana de Donald Tump a la presidencia de Estados Unidos?

—En este momento, los retos que representa Trump son parte de una hipótesis de trabajo, porque no es el jefe del Ejecutivo estadounidense y las medidas que ha anunciado no son sino meros anuncios, por lo que tendremos que determinar en noviembre, si acaso él es electo por el pueblo estadounidense, y después, una vez que tome posesión, determinar si las cosas que dice como candidato las cumple como gobernante.

Para México lo que debe resultar importante tiene que ver no tanto con Trump, sino con los estadounidenses que están votando a favor de él y que en más de un caso esa sociedad estadounidense parecería estar desinformada de manera fundamental, por el hecho de simpatizar con posturas que tienen un contenido altamente prejuiciado en contra del migrante mexicano o musulmán.

Lo que resulta importante es determinar las razones por las cuales el votante ha manifestado simpatía por esas posiciones extremas, y en el caso mexicano debemos hacer un examen de conciencia sobre las razones que conducen a ese electorado a apoyar a Trump.

¿Cuál debe ser el plan ante esa desinformación?

—Considero imperativo emprender una estrategia de comunicación que no tenga que ver de manera directa e inmediata con el proceso electoral, sino una estrategia que conduzca a un proceso de educación política del electorado estadounidense, de la sociedad en su conjunto y del gobierno sobre la importancia que tiene México en su relación con Estados Unidos.

Los debemos convencer de que somos extraordinariamente relevantes para temas esenciales que tienen que ver con el comercio bilateral, con la inversión extranjera estadounidense en México, con una mano de obra mexicana que arroja extraordinarias ventajas para la economía, con un mejor conocimiento de la cultura mexicana.

También tiene que ver con el hecho de que México es una barrera importante a cualquier posible infiltración de potenciales actos terroristas. Estamos cuidando que en el área norteamericana no se cometan actos terroristas. Eso tiene que ser valorado por la sociedad estadounidense, que ha manifestado una ignorancia sobre los temas mexicanos y representa una responsabilidad que los mexicanos debemos descargar.

¿Hay tiempo para esta estrategia que pudiera hacer que algunos no votaran por Donald Trump?

—Sin duda hay un sentido de urgencia de poner en marcha un proyecto de esta naturaleza de educación cívica para la comunidad estadounidense. Se debería implantar a la brevedad, pero no debe estar dirigida contra Trump, esto es transitorio; lo que resulta importante es definir los mensajes de fondo que el gobierno mexicano quiere transmitir a la sociedad y al gobierno de ese país. Se deben definir los temas centrales de lo que es México y debe ser un proyecto de inmediato, mediano y largo plazos.

—¿Al gobierno de México le faltó visión y haber definido desde un inicio al embajador correcto para enfrentar esta crisis con Trump?

—Yo creo que 99.9% de personas que siguen el proceso electoral en Estados Unidos se equivocaron en todas las partes del mundo, porque cuando se inició la candidatura de Trump de que buscaría la presidencia de Estados Unidos ese 99.9% de personas no creyeron que tendría posibilidad alguna de alcanzar la nominación republicana para la candidatura a la presidencia. Los hechos han demostrado que tiene mayor soporte en el electorado, a grado tal que es el candidato del Partido Republicano a la presidencia. Hay que reconocer que en junio del año pasado tenía muy pocos puntos favorables.

¿Cuál es la agenda que México debe plantear y los desafíos ante Estados Unidos, más allá de quien gane las elecciones en noviembre?

—Resulta muy difícil hacer pronósticos porque hay una incertidumbre sobre quién habrá de gobernar Estados Unidos a partir de enero del año próximo. Yo no me atrevería en estos momentos a diseñar los elementos de una estrategia porque variaría de manera importante si estamos hablando de Trump o Hillary.

Pero creo que los intereses centrales de México, que deben ser permanentes en la relación bilateral, tienen que ver con la migración y asegurar la protección y el respeto de los derechos políticos, económicos y sociales de esas comunidades.

Tenemos que definir las fórmulas que nosotros queremos desde ahora, porque esos temas están presentes, son motivo de preocupación en México y requerimos establecer una estrategia, objetivos e instrumentos que conduzcan a que en los próximos meses y años todas estas preocupaciones encuentren una respuesta adecuada por la parte estadounidense.

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