Presidente, estamos a la mitad de su sexenio, los primeros tres años podrían caracterizarse como el periodo de las reformas estructurales. ¿Podría ya realizarse un corte de caja para saber si cumplieron las expectativas o si se quedaron cortas?

—Al contrario. Creo que lo que este gobierno se ha propuesto hacer, y así lo continuaremos haciendo de manera perseverante, es romper barreras, romper eso que nos impide ir a un mayor paso, mucho más acelerado, en favor del desarrollo de México.

Somos una gran nación, con un enorme potencial. Muchos beneficios ya se empiezan a apreciar, que son consecuencia de las reformas, pero lograr la debida instrumentación de éstas es parte de todo un proceso que toma su tiempo y que este gobierno no va a dejar de atender.

Fue un gran paso materializar 13 reformas estructurales, producto de un pacto, de un acuerdo entre las principales fuerzas políticas; es algo único para el país, que no había ocurrido, es algo que no estaba ni siquiera pensado.

Y hoy como está el contexto internacional, la verdad es que no hay otra nación en el mundo que en los años recientes hubiese impulsado una agenda de reformas como la que México logró consolidar en el contexto de un país democrático y plural.

Hablando de ese entorno mundial difícil, y las circunstancias propias del país, al parecer ha habido una instrumentación irregular de algunas de estas reformas. ¿Cuáles lo han dejado más satisfecho en este inicio de instrumentación, de aplicación y cuáles, digamos, están rezagadas?

—Yo diría que todas van en ruta de su debida instrumentación. Hay otras que no han concluido su proceso de legislación secundaria, por ejemplo, el Sistema Nacional Anticorrupción, pero yo espero que en este proceso legislativo se dé.

A ver, 13 reformas alcanzadas, primero, ante la definición de una agenda, su procesamiento legislativo, no sólo para cambiar la Constitución, sino para hacer la legislación que deriva de la Constitución, en tres años, es un gran logro como nación.

Y creo que en este primer semestre, en este periodo legislativo, habrá de concluirse la parte normativa y legislativa de algunos de los temas de la agenda de cambios estructurales.

En el orden económico, la reforma energética, la de telecomunicaciones y la financiera están dando sus efectos; la fiscal misma, con lo polémica que puede resultar una reforma en esta materia.

[De] no haber hecho la reforma fiscal, hoy ante la caída en los precios del petróleo, lo cual era difícil haber adivinado y advertir, el gobierno hubiese tenido que hacer eventualmente un ajuste todavía mayor, quién sabe de qué orden y magnitud. La reforma financiera nos está permitiendo que haya mayor crédito.

La reforma energética está en su proceso de instrumentación; además, con un mecanismo de transparencia que ha sido así reconocido fuera y dentro de México.

Hoy la inversión extranjera, que ha alcanzado también niveles récord e históricos, seguro estoy que todavía vendrá mayor inversión, porque la que hoy se tiene no considera, ni siquiera registra, la que potencialmente podrá venir derivado de la reforma energética, en la que es de esperarse haya importantes inversiones e importante generación de empleo.

Si nos vamos a lo social, ahí he destacado que quizás la más importante y la de calado mucho más profundo es la reforma educativa, y creo que la sociedad en general ha apreciado las dificultades, los escenarios complejos que se han tenido que vivir y enfrentar para instrumentarla.

Presidente, permítame regresar al tema de la reforma energética. El impacto de esta reforma al parecer fue mermado por el desplome del mercado petrolero, ¿en general, de qué tamaño es esta merma?

—Creo que hay que enfrentar este escenario, que lo están enfrentando los países productores de petróleo, pero también advierto que no es un escenario permanente.

Lo que sí es un cambio de modelo es lo que permite la reforma; de ahí que en su instrumentación [ya] se ha apreciado y se ha observado que hay empresas resueltas a hacer inversiones importantes, que tendrán materialización en mediano y largo plazo, no obstante este escenario de precios internacionales del petróleo muy bajos, pero [así] han sido los precios del crudo siempre, suben, bajan, suben, bajan.

Lo que es un hecho es que la reforma, sin duda, tiene un enorme potencial.

La reforma energética rompe una barrera, precisamente, o rompe un obstáculo que había para que todos estos recursos que nos puedan hacer un país mucho más atractivo, que genere más empleo, mayor inversión productiva, se pueda dar a partir de un marco mucho más abierto, que sobre todo posibilita que haya inversión privada.

La reforma da un enorme potencial a México, no de muy corto plazo; lo que estamos viviendo en cuanto a los precios del petróleo es un escenario, no puedo decir cuándo concluirá o cuándo habrá un mejor escenario en el precio del petróleo, es difícil predecirlo y menos hacer pronósticos en algo que parece que históricamente nunca ha tenido palabra, que es el precio del petróleo.

Sobre este tema, ante la caída de los ingresos petroleros, ¿cuáles son las alternativas para apuntalar la economía?

—Hay una muy clara: actuar con gran responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas, lo que nos ha llevado a hacer un ajuste en el gasto del gobierno.

¿Por qué? Porque el gobierno hoy tiene una menor dependencia de los ingresos del petróleo; el gobierno, no la economía. De hecho, hoy nuestra economía no es una economía que dependa del petróleo, tiene un componente en la actividad petrolera, pero no es la actividad predominante como quizá lo fue hace 30 años, en los años 80, cuando éramos prácticamente una economía petrolizada, que dependía del ingreso petrolero. Nos hemos diversificado, somos una economía abierta, una economía competitiva y que cada vez lo es más; somos una economía que depende mucho de su comercio, de las manufacturas, de su propia dinámica interna, en el consumo que hay en la economía interna.

El gobierno, ante este escenario, ha actuado con responsabilidad, hacer un ajuste. Dos serían las otras formas de hacer frente a este escenario de precios del petróleo.

Una, contratando más deuda, lo cual me parece que en este escenario internacional de gran incertidumbre no es la ruta responsable ni correcta.

La otra sería recurrir a nuevos impuestos, lo cual tampoco el gobierno ha decidido hacer; yo, además, hice un compromiso de no promover o proponer nuevos impuestos en mi administración.

Todavía recuerdo que cuando llegamos a la administración el precio del petróleo debió estar arriba de los 70 dólares, hoy está por los 25, o sea, es una caída de más de 200%.

Entonces, estamos actuando de manera responsable.

Pilar de la economía durante décadas, Pemex vive, así lo dicen los especialistas, una grave crisis. ¿De qué tamaño es el problema que tiene la empresa? ¿Tiene solución?

—A ver, yo creo que tiene solución. Estoy convencido de que Pemex es una gran empresa del Estado mexicano, una empresa productiva, una empresa que va a entrar en un mercado de mucho mayor competencia, porque habrá otras empresas que se instalen aquí.

Y Pemex, como les ocurre a todas las empresas petroleras del mundo, está teniendo que enfrentar este escenario de precios bajos del petróleo. ¿Por qué están bajos los precios? Porque hay mucho petróleo en el mundo, porque hay inventarios muy amplios en el mundo. La oferta es mayor a la demanda. Sabemos que las economías en el mundo no están creciendo. Hay incertidumbre sobre el crecimiento que eventualmente China pueda tener, que es un motor importante de la economía mundial, y si ésta decrece pues obviamente la demanda de energéticos será menor, y con tanta oferta pues evidentemente los precios se han derrumbado.

Pemex vive un escenario, como lo están viviendo todas las empresas petroleras del mundo, teniendo que ajustar su gasto, teniendo que eficientar sus procesos, teniendo que posponer, quizá, proyectos de inversión, y a final de cuentas, ajustarse, pues, a lo que el mercado les está obligando a hacer: ajustarse y ser más eficientes.

No es que Pemex tenga de por sí una enorme crisis, yo creo que está viviendo la crisis, el problema y los retos que cualquier empresa petrolera en el mundo tiene en estos momentos.

¿Se podría garantizar ante ese escenario, en el ámbito internacional e interno, que no se vivirá una nueva crisis económica?

—Lo que estamos haciendo es, precisamente, para evitar que eso ocurra. Estamos actuando con responsabilidad. Precisamente, en un escenario inédito que hoy vive el mundo, y lo estamos viendo: países, economías que están temiendo descalabros mayores, o más bien momentos críticos.

Lo que estamos haciendo es, precisamente, para preservar nuestros fundamentos macroeconómicos, para preservar las condiciones que nos permitan cuidar la estabilidad económica del país, que yo creo que es, sin duda, la tarea más importante, la prioridad mayor que tiene este gobierno: cuidar nuestra solidez macroeconómica, que nos permita garantizar estabilidad en nuestra economía.

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