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En una ceremonia de apenas dos minutos de duración y en la que no hubo discursos, Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno, nombró Huésped Distinguido al papa Francisco.

Frente a la Catedral Metropolitana se instaló un escenario de madera, adornado con muros verdes de entre los que destacaban los escudos del gobierno de la capital y del Vaticano.

Alrededor de las 10:30 horas personal de logística y seguridad del Papa notificó al gobierno que el líder religioso no firmaría el Libro de Visitantes Distinguidos de la Ciudad, por lo que de inmediato retiró la mesa que se había dispuesto.

En punto de las 10:56 horas, dio inicio el repicar de las campanas de la Catedral, señal de que el jerarca católico saldría de Palacio Nacional. Luego ingresó a la plancha del Zócalo el jefe de gobierno, acompañado por su secretario particular, Luis Serna. La ceremonia no fue como los protocolos marcan, con la presencia de representantes de la Asamblea Legislativa y del Tribunal Superior de Justicia.

Mancera esperó en el inicio de la alfombra roja al Papa, mientras recibía indicaciones del personal del Vaticano.

En punto de las 11:00 horas, el líder de la Iglesia católica descendió del Papamóvil, saludó al mandatario y se enfiló hacia el escenario. Ahí recibió el Pergamino de Huésped Distinguido y las Llaves de la Ciudad, de las que la noche anterior, a su llegada al Hangar Presidencial, preguntó a Mancera qué le permitiría abrir.

La distinción fue agradecida con una medalla de plata conmemorativa de su viaje apostólico. El distintivo con la imagen del escudo del Estado Vaticano, un mapa de la República y la imagen de la Virgen de Guadalupe fue recibida por el jefe de gobierno.

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