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natalia.gomez@eluniversal.com.mx
Ahora no permanecieron como testigos de piedra. Los granaderos y policías auxiliares en esta ocasión sí sudaron. La marcha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que acudió ayer a Televisa en avenida Chapultepec burló, en su regreso al campamento en avenida Revolución, burló el cerco que los uniformados habían montado para impedir que la manifestación circulara por avenida Insurgentes.
“Acabamos de recibir un fax en el que piden una tregua por el sprint que acaban de tener”, se burlaba de los agentes Francisco Villalobos, secretario de organización de la Sección 22 de Oaxaca, quien estaba a cargo de la arenga desde un sonido portátil.
Minutos antes, unos dos mil maestros avanzaban sobre avenida Chapultepec escoltados por más de mil uniformados cuando los desviaron por la calle de Nápoles para evitar que llegaran a la glorieta de Insurgentes.
Pretendían hacerlos llegar por avenida Paseo de la Reforma a su plantón y no interrumpir la circulación de una de las avenidas más importantes de la ciudad que la atraviesa de norte a sur.
Los oficiales corrían para flanquear el paso de los disidentes, quienes en un momento en el que los uniformados se adelantaron para estar al frente de la columna de manifestantes, dejaron libre la camioneta de la CNTE que encabezaba la marcha.
Ese fue el momento que aprovecharon los maestros para tomar otra ruta por la calle de Liverpool y salir a Insurgentes.
“Con esto les demostramos que ejercemos nuestra libertad de manifestación y que no necesitamos que nos escolten, no queremos confrontación por lo que llegaremos a nuestro destino previsto, pero sin exponer a nuestros compañeros”, señalaba Villalobos.
Al cruce de la avenida Insurgentes, algunos agentes llegaron corriendo para impedir el paso de los docentes y que tomaran esta arteria.
Un granadero se plantó frente a la camioneta blanca de la CNTE que antes de detenerse, avanzó lentamente hasta quedar pegado al escudo del policía. Segundos después el uniformado recibió la orden de retirarse y dejarlos pasar. Desde el altavoz se celebraba haber burlado el cerco y haber hecho correr a los oficiales.
“Una vez más demostramos que de manera organizada podemos manifestarnos, sin que nos escolten”, decía el líder, con sonido amplificado.
Los policías seguían corriendo al tiempo que avanzaba la manifestación. Pasaron avenida Paseo de la Reforma donde estaba una valla de uniformados para impedir que los sorprendieran con otra ruta.
La CNTE llegó al campamento. Unos 2 mil 500 policías, esos que ganan unos 8 mil pesos mensuales, estuvieron atentos de sus movimientos. Los hicieron correr, pero una vez en el plantón instalado en el Monumento a la Revolución, tomaron una vez más su lugar de testigos de piedra, a quienes los celulares, el periódico, una botella de agua, o la plática con el compañero les hacen pasar más leves las horas de su vigilancia a los maestros.
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