Al cumplirse 107 días de mantener mortales y sangrientas protestas callejeras en choques con las tropas del régimen que progresivamente asumió poderes máximos en Venezuela a partir de 1999, la oposición política venezolana se someterá hoy a una crucial prueba para exhibirse como bloque sin fisuras, aunque pluralista, con la realización de un plebiscito que intentará poner un multitudinario, indiscutible y contundente freno popular al plan chavista de construir un sistema socialista totalitario.

Cerrada por el oficialismo la vía del referéndum en 2016 para revocar o confirmar el mandato del presidente venezolano, Nicolás Maduro, la consulta será la principal cita en las urnas desde que el antichavismo venció en diciembre de 2015 al chavismo en comicios legislativos y asumió en enero de 2016 el control de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral). Pese a sus fracturas internas, ahora como en 2015 y en todas sus peleas electorales previas y en sus apariciones mediáticas y pronunciamientos, la oposición tendrá hoy el reto de mostrarse como estructura monolítica y capaz de impedir los planes chavistas.

“El plebiscito es una acción esencialmente ciudadana”, afirmó el venezolano Luis Cedeño, director ejecutivo de Paz Activa, organización (no estatal) de Caracas que estudia la seguridad. “Aunque sin vinculación legal, legitimará las exigencias de democracia que el pueblo venezolano manifiesta en las protestas. Es importantísimo que la oposición lo estableciera como manera de cristalizar las aspiraciones de las personas en algo más que simplemente salir a la calle y mantenerla caliente”, dijo Cedeño a EL UNIVERSAL.

El plebiscito se realizará dentro y fuera de Venezuela y fue diseñado por el antichavismo como uno de sus más importantes actos de desobediencia a 18 años, 5 meses y 14 días de que Hugo Chávez (fallecido en 2013) instaló el régimen bolivariano. La jornada será la respuesta a la iniciativa oficialista, anunciada el primero de mayo anterior, de convocar a una Asamblea Constituyente que, elaborada a gusto de Maduro y de la cúpula del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), cerraría las puertas a la convivencia democrática, tolerante y multipartidista.

Los opositores buscarán lanzar hoy un mensaje masivo con respaldo de millones de votantes de rechazo al chavismo y para despojarse de la sombra de división que pesa sobre ellos pese a estar aglutinados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

El plebiscito, cuyo resultado no será vinculante y carecerá de real efecto institucional, se realizará entre las 7:00 (6:00 en el centro de México) y las 16:00 horas locales. La MUD informó que podrán votar mayores de 18 años y que estarán abiertas 2 mil 30 juntas de votación y 14 mil 404 mesas, más unos 667 puntos en el exterior. Los venezolanos firmarán un documento de adhesión a artículos constitucionales y responderán sí o no a tres preguntas:

—¿Rechaza y desconoce la realización de una Asamblea Nacional Constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano?

—¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?

—¿Aprueba que se proceda a la renovación de los Poderes Públicos de acuerdo con lo establecido en la Constitución, así como la realización de elecciones y la conformación de un nuevo gobierno de unidad nacional?

A diferencia de la consulta opositora sin nexo institucional y a la que Maduro catalogó de ilegal, el chavismo, con aval del Poder Electoral, elegirá el próximo 30 de julio a los 545 miembros de la Asamblea Constituyente que modificará la Constitución de 1999.

Tras esas elecciones el chavismo quiere perpetuarse en el poder en la Constituyente, acusaron los opositores. Habrá un “desmantelamiento democrático definitivo”, denunció el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro.

La crisis venezolana, con abultadas listas de presos políticos, está marcada por un caos socioeconómico e institucional con creciente desabasto de alimentos, medicinas y bienes de consumo básico, y deterioro salarial, devaluación acelerada, hiperinflación e inseguridad. El conflicto se agravó a finales de marzo anterior cuando el Tribunal Supremo de Justicia (controlado por el chavismo) declaró en desacato a la Asamblea y le cercenó facultades, lo que estimuló el inicio de las marchas. Maduro insistió en que la revolución chavista sufre una “guerra económica” de Estados Unidos y de la ultraderecha opositora con apoyo de gobiernos americanos (como México). El antichavismo culpa al régimen de promover un sistema socioeconómico y político que fracasó y deterioró el tejido democrático.

El plebiscito se efectúa ante la amenaza de que las fuerzas del régimen —militares, policiales, paramilitares y parapoliciales— acechen para bloquearlo y que los venezolanos eludan participar. La intención sería que los resultados numéricos sean menores a los previstos por la MUD, para achacar debilidad a sus contrincantes. “Es un riesgo real”, dijo el costarricense Kevin Casas, ex vicepresidente de Costa Rica y ex secretario político de la OEA. “La oposición asume, como inevitable, que la consulta no es más que un símbolo sin consecuencia vinculante. Es un gesto que se hace a los convencidos que ya están con la oposición. No veo claro los beneficios que puede traer la consulta a la oposición y más bien veo riesgos considerables”, alertó, en entrevista con EL UNIVERSAL.

Las divisiones serían atizadas por la decisión chavista de otorgar arresto domiciliario, desde la madrugada del sábado 8 de julio pasado y tras 41 meses de encarcelamiento, al venezolano Leopoldo López, el principal preso político en Venezuela y pieza emblemática de la oposición. Casas se declaró “convencido de que el gobierno lo envió a arresto domiciliario justamente para activar esas divisiones que siempre han estado allí... La oposición sin elecciones tiende a fragmentarse y con elecciones se aglutina”.

“Quizás pueda sortear esa división, pero el gobierno ha tenido enorme habilidad para activar esas divisiones en momentos críticos y a eso apuesta. La división se magnificó cuando no había elección en puertas. El dato fundamental de lo que pasa en Venezuela es que no hay elecciones previstas. Es el primer momento en más de 18 años en que ya no resulta claro que en Venezuela vayan a haber elecciones”, subrayó. Así, el resultado general de la prueba del plebiscito mostraría a la oposición con un rostro renovado.

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