La administración Trump ha frenado un programa iniciado por la exprimera dama, Michelle Obama, que promovía comidas saludables en algunos establecimientos escolares, con menos sal, grasas y azúcar.

El departamento de Agricultura explicó el lunes en un comunicado que esta reforma dará a las escuelas estadounidenses "más flexibilidad", y evitará que los niños tiren a la basura los alimentos menos apetecibles que se servían en el marco de este programa de salud pública.

El programa, que forzaba a las escuelas a adoptar mejores medidas nutricionales para beneficiarse de subvenciones gubernamentales, en el marco de una ley adoptada en 2012, formaba parte de los logros más destacables de Michelle Obama.

Esta iniciativa, considerada crucial en la lucha contra la obesidad infantil, restringía las cantidades de sal y los lácteos azucarados e imponía un aumento de los cereales compuestos en las comidas escolares.

Según el departamento de Agricultura, estas exigencias nutricionales costaron mil 200 millones de dólares a los distritos escolares y a los estados en los últimos cinco años.

El nuevo secretario de Agricultura, Sonny Perdue, aseguró que, sin estas normas de nutrición, los niños comerán con más entusiasmo en vez de tirar su comida.

Aproximadamente un joven estadounidense de cada seis, de 2 a 19 años de edad, tiene obesidad o sobrepeso, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

lsm

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