Amnistía Internacional (AI) anunció su deseo de participar en el proceso contra Joaquín Guzmán Loera para asegurarse que “El Chapo” recibe el trato correspondiente durante su estancia en la cárcel. El subdirector de investigaciones de AI en Estados Unidos, Justin Mazzola, solicitó al juez del caso poder reunirse con el líder del cártel de Sinaloa e inspeccionar las condiciones de su confinamiento en la cárcel de máxima seguridad de Nueva York en la que está recluido desde su extradición a los Estados Unidos.

En una carta a la que tuvo acceso EL UNIVERSAL y dirigida a la fiscal Andrea Goldbarg, al frente de la acusación contra “El Chapo”, y presentada por el equipo de abogados de la defensa, Mazzola muestra su “preocupación por las condiciones” en las que está recluido durante su etapa pre-juicio. “Se nos ha informado que durante sus casi tres meses desde su encarcelamiento pre-juicio, el señor Guzmán Loera ha estado en régimen de aislamiento”, especifica, dando detalle de las mismas condiciones carcelarias que recurrentemente critica la defensa de oficio del narcotraficante.

“Reconocemos que las autoridades tienen la obligación de aplicar las medidas de seguridad necesarias. Sin embargo, estamos preocupados por las condiciones impuestas, que parecen inecesariamente severas y rompen los estándares internacionales del trato humano”, escribe Mazzola.

La preocupación de AI recoge todas las críticas y quejas de los abogados de la defensa de oficio del Chapo, que en su nuevo documento introducido en la corte del juez Brian Cogan continúan su batalla contra la fiscalía por las condiciones de reclusión del Guzmán Loera en el Metropolitan Correctional Center de Nueva York.

En su nuevo documento, los letrados rebatieron de nuevo las justificaciones del gobierno estadounidense de la necesidad de las medidas de seguridad “opresivas” y “arbitrarias” a las que se le está sometiendo, y que según la defensa está afectando a la salud de líder del cártel de Sinaloa.

Según explican en su misiva, no ha cambiado ninguna condición de Guzmán Loera desde que llegó el 20 de enero a Estados Unidos. “El señor Guzmán está detenido bajo las peores y más restrictivas condiciones que ningún prisionero detenido por el gobierno de Estados Unidos”, aseguran.

Las críticas al gobierno y las decisiones del correccional contra Guzmán Loera son intensas. Hace poco más de una semana, la fiscalía rebajó las acusaciones en su contra sobre la situación del Chapo, asegurando que no eran tan malas como decían los letrados del narcotraficante.

En la carta, responden a cada uno de los temas, acusando duramente del trato que recibe. “El Chapo” sigue sin poder recibir visitas de familiares ni gente de su confianza para asesorarle en el proceso. Ante la petición de la fiscalía de aplicar un “veto extremo”, los abogados responden que con la enorme información que tienen deberían ser capaces de evitar que se infiltren miembros del cartel en el equipo de la defensa.

Los abogados del narcotraficante defienden su teoría que empieza a desarrollar problemas mentales y “alucinaciones auditivas”, algo que la cárcel justifica por “el sonido de una radio”. “Si no es que en la radio suena música mexicana, el señor Guzmán está escuchando sonidos que no existen”, aseveran los letrados.

Mantienen que la celda no tiene ventana y solo hay agujero cubierto con plástico traslúcido, y que a pesar de haber comprado un reloj de forma legal se le confiscó sin explicación, lo que le impide saber qué hora o día es. Asimismo, dudan de la arbitrariedad de la única hora de “ocio” que se le ofrece -una hora de ejercicio en otra celda, nunca al aire libre-, y critican que la fiscalía intente censurar qué libros puede leer o le impidan comprar agua embotellada ya que no confía en el agua corriente tras su paso por cárceles mexicanas.

Además, acusaron de espiar y monitorear las reuniones confidenciales entre abogados y acusado, algo que se demuestra por la información que Guzmán Loera estaría recibiendo clases de inglés.

Los abogados temen que, dadas la naturaleza del caso, “El Chapo” pueda estar en estas condiciones durante años.

Entre los detalles del confinamiento aparece un elemento nuevo, no conocido anteriormente: recientemente ha tenido acceso a una televisión, en la que solo puede ver lo que los oficiales de la cárcel deciden reproducir a través de un DVD.

La defensa no solo se queja por el trato recibido, sino que además cuestiona la “constitucionalidad” de la vigilancia y el arresto. “Su detención impide su habilidad de estar presente y asistir a su defensa, su derecho al consejo, su derecho a un juicio justo, e impacta severamente en su condición física y mental de una forma que, si se deja inalterable, va a afectar indudablemente en su juicio”, aseguran.

Como en anteriores ocasiones, los abogados del Chapo reclaman que se le permita hablar con su esposa, Emma Coronel Aispuro, para poder obtener consejo legal privado, así como mantienen su petición de aliviar algunas de las condiciones carcelarias a las que está sometido.

“Así es el sello del castigo”, remata la defensa.

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