El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña declaró ayer culpable de un delito de desobediencia a Artur Mas, presidente de Cataluña entre 2010 y 2015. En castigo, no podrá ejercer ningún cargo público durante dos años.

Los jueces fueron unánimes y el ex presidente fue condenado por permitir que en 2014 se celebrara en Cataluña un referéndum independentista que el Tribunal Constitucional ya había prohibido. Mas argumentó durante el juicio que ese referéndum no era vinculante (es decir, que la decisión sobre la independencia no tendría ninguna repercusión legal) y que su gobierno no lo organizó, sino voluntarios.

Esos matices no han sido suficientes para los magistrados, aunque la sentencia fue suave frente a los 10 años que pedía el fiscal. Mas respondió que recurrirá ante el Tribunal Supremo y la justicia europea.”Hemos sido condenados por defender unas ideas que no gustan. En el Estado español se persigue a la gente por sus ideas”, dijo.

La decisión supone que Mas no podrá presentarse a presidente en unas eventuales elecciones catalanas en los dos próximos años. Como explicaba ayer Enric Hernández, director de El Periódico de Catalunya: “Esa sentencia es casi un alivio para el partido de Mas”, el Partido de los Demócratas Catalanes (PDECat), que vive una crisis internas por los casos de corrupción.

El actual presidente catalán, Carles Puigdemont, estableció un paralelismo entre el referéndum escocés planteado ayer y la condena del político catalán: “¡Qué error! Qué diferencia con las democracias consolidadas y saludables”.

Los otros dos partidos del gobierno independentista de Cataluña, la CUP y Esquerra Republicana, consideraron la condena “indigna y antidemocrática”. Pablo Iglesias, líder de Podemos, consideró en Twitter que Mas es una de los grandes símbolos de la corrupción política, “pero que le condenen por poner urnas es una vergüenza”.

El Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE) aplaudieron la decisión, e insistieron en que es la consecuencia que espera a los que desobedezcan a los tribunales. A pesar de ello, el gobierno catalán insistió ayer en que organizará un nuevo referéndum antes de finales de año para decidir si se desvincula de España.

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