Las ideas agresivas de John F. Kelly, general retirado, ex marine con más de 40 años de servicio en el ejército de Estados Unidos, en materia de seguridad fronteriza y migración encajan a la perfección con las propuestas del presidente electo, Donald Trump.

Kelly, quien será el nuevo secretario de Seguridad Nacional de EU, es una figura respetada y condecorada en el ejército del país. El ex jefe del Comando Sur estadounidense, puesto en el que estuvo hasta febrero, es un tipo remarcablemente duro de la necesidad de reforzar las fronteras. Responsable hasta hace poco de todo lo relacionado con cárteles y las redes criminales del narcotráfico provenientes de México y Centroamérica, Kelly, de 66 años, es un defensor a ultranza de la política de reforzar hasta los niveles necesarios la seguridad fronteriza. Su bagaje profesional, únicamente militar, augura que la promesa de Trump de incrementar las fuerzas y patrullas serán realidad.

Según juró ante un comité del Senado el año pasado, las rutas migratorias de la frontera sur de EU son “una potencial vulnerabilidad” del país y vía de entrada no sólo de una desbocada inmigración ilegal, sino incluso de terrorismo.

Aunque la parte más importante de su carrera la hizo bajo el gobierno de Barack Obama (lideró dos veces los esfuerzos en Irak y trabajó codo con codo con dos de sus secretarios de Defensa), ha sido un crítico de la política de seguridad de esta administración. En 2014 dijo que la falta de presencia militar de EU en países centroamericanos, especialmente del Triángulo Norte, explicaba el “vacío” aprovechado por bandas criminales que, en parte, fueron causa de la gran oleada migratoria que asaltó la frontera sur de EU. Asimismo, es un opositor ferviente del cierre de Guantánamo.

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