Agotamiento, dificultad para dormir, angustia, miedo, enojo. Padecer arrebatos emocionales acompañados de preguntas como: “¿Me van a deportar doctor? ¿a mi hijo?” son algunos de los síntomas del llamado síndrome de estrés poselectoral.

Desde el triunfo de Donald Trump, hoy presidente electo de Estados Unidos, miles de inmigrantes han comenzado a experimentar esta enfermedad, suscitada por el miedo a ser deportado o que se trunquen sus planes de residir legalmente en ese país.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el director adjunto del área de siquiatría del hospital Elmhurst, Vladimir Gasca, explicó cómo el discurso racista y de exclusión ha generado desórdenes siquiátricos en la comunidad hispana. El hospital, localizado en Queens —una de las zonas de mayor multiculturalidad de Nueva York—, atiende cada año, aproximadamente, a un millón de personas, de las cuales 600 mil son hispanas y al menos 30% no tiene seguro médico.

Desde el 9 de noviembre, el área de siquiatría ha aumentado el número de citas y servicios que brinda a la comunidad inmigrante: están muy deprimidos y los síntomas ya son evidentes.

Vladimir Gasca nos recibe en la puerta del hospital, la red de servicios públicos más grande de Estados Unidos y uno de los pocos lugares que atienden a la comunidad inmigrante. Sonríe mucho y habla en español, pausado y cantado. El siquiatra nació y estudió en Venezuela; años más tarde emigró y rápidamente fue ascendiendo hasta convertirse en director adjunto.

Gasca sabe, igual que sus pacientes, cómo es llegar a un país que no es el tuyo. “Siempre se ha dicho que los inmigrantes tenemos más posibilidades de enfermarnos. Venimos con traumas si escapamos de algo en nuestros países, con traumas por persecución política, necesidad económica”, explica.

La ruptura familiar o la reunificación colapsa emocionalmente a los inmigrantes. El hijo que se quedó, la madre enferma que está muy lejos, extrañar, extrañar todo el tiempo.

Desde que pisan el suelo americano muchos migrantes ya padecen síntomas de estrés postraumático, aunque no conseguir trabajo, no tener familia generan un cuadro más extenso que lleva a los inmigrantes a padecer depresión con sicosis, intentos de suicidio y hospitalizaciones médicas.

En los hombres hispanos es somático, explica el siquiatra: les duele por aquí o por allá, les salen manchas en la piel que resultan ser depresión que nunca ha sido tratada. “Es difícil luchar contra la falta de educación sobre la salud mental, contra el estigma, porque lo primero que piensan es ‘yo no estoy loco’. La gente del área rural cree en la medicina natural, que la virgencita de no sé dónde y les venden vitaminas con nombres sofisticados, carísimas, en cientos de dólares para curarse”.

En el escritorio del consultorio del doctor Gasca hay una hoja con muchas caras y nombres. “Son las caras de mis residentes de siquiatría que están en la clínica. Tengo gente de Perú, Colombia, en fin de todo el mundo”, explica.

Los resultados de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, en las que ganó el republicano Donald Trump, no sólo han afectado a los pacientes sino a la gente que trabaja en el área de siquiatría y que al igual que los pacientes son inmigrantes persiguiendo el sueño americano. Algunos se encuentran a la espera de una visa que a partir del 20 de enero cuando Trump asuma la presidencia, les podría ser negada.

“Mis sicólogos me han dicho: ‘Qué estrés tan grande’; ellos mismos están estresados y me dicen: pobrecitos mis pacientes”, dice el doctor con pesar.

Cuenta que después de la elección aproximadamente 80% de los pacientes han estado muy afectados con el resultado, por lo que se han visto en la necesidad de consultarlos con mayor frecuencia. Los médicos elaboraron un tríptico que ha sido distribuido por todo Nueva York y traducido en todos los idiomas, donde no se menciona directamente a Trump, pero se explica cómo lidiar con una situación estresante. “Hay situaciones que nos hacen sentir miedo, vulnerables e impotentes. La experiencia puede destrozar nuestro sentido de la seguridad”, dice el tríptico en la portada. Adentro explica qué esperar, cómo cuidarse y cuándo pedir ayuda.

Sobre las repercusiones de los discursos racistas pronunciados a lo largo de la campaña, Gasca dice que “nos ha afectado muchísimo. Una de mis sicólogas de Ecuador me decía: ‘Doctor, no puedo dormir, tengo síndrome de estrés poselectoral, y todavía me lo dice. De ahí me robe el término que acuño”.

Algunas de las preguntas más frecuentes que formulan los migrantes que asisten a consulta médica tras escuchar la retórica antiinmigrante, antiObamacare —la reforma sanitaria del presidente Barack Obama—, entre otros temas, son: “¿Ya no voy a tener mi cita con el siquiatra? ¿qué pasa con mis medicinas? No me las darán mas, ¿qué pasa con los 20 millones de personas que tienen Obamacare? ¿lo van a eliminar? Una, en particular, se repite una y otra vez: ¿Me van a deportar a mí y a mis hijos? La respuesta está en manos de Trump.

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