El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró hoy que su país participará en la ofensiva para expulsar al Estado Islámico (EI) de la ciudad iraquí de Mosul, ya que ese grupo yihadista supone una amenaza para Turquía.
"Nos dicen que no entremos en Mosul. Pero compartimos (con Irak) una frontera de 350 kilómetros. ¿Cómo no vamos a entrar? Estamos bajo una amenaza", dijo Erdogan en un discurso en Estambul transmitido en directo por la cadena NTV.
"No nos haremos responsables de los resultados que puedan surgir si Turquía no está en esta operación. Participaremos en la operación y estaremos en la mesa (de negociación)", dijo Erdogan.
Sin embargo, el mandatario no concretó de qué forma Turquía podría unirse al asalto de Mosul, lanzado esta madrugada por el Ejército regular iraquí, bajo mando del Gobierno central de Bagdad, con el que Ankara mantiene relaciones tensas.
El Gobierno iraquí ha exigido que Turquía retire sus tropas de Bashika, un pueblo a poco más de 15 kilómetros de Mosul, donde instructores turcos, apoyados por tanques y blindados, entrenan a milicias locales suníes y a los peshmerga kurdos.
El Gobierno turco se ha negado tajantemente a retirar a este contingente, pero ha asegurado que sólo tiene una misión de entrenamiento, no de combate.
"Estamos en Bashika y que nadie espere que nos vayamos de Bashika. Hasta ahora hemos participado en todas las actividades contra el terrorismo y lo seguiremos haciendo", reiteró hoy Erdogan, pero sin precisar sus planes.
Según la cadena NTV, unos 2.000 peshmerga entrenados por los instructores turcos están participando en el asalto a Mosul.
Erdogan insistió en que debe ser la milicia Hashd al Watani, en parte entrenada por Turquía, la que debe expulsar a EI de la ciudad "porque son de Mosul", mientras que no deberían participar las milicias de Hashd al Chaabi, compuestas por combatientes chiíes que apoyan al Ejército nacional iraquí.
"Ellos son de fuera. No permitiremos que haya otra vez combates sectarios entre suníes y chiíes", prometió Erdogan.
Recordó que también la invasión de Siria, en agosto pasado, para expulsar al EI de sus posiciones a lo largo de frontera turca, se había realizado sin preguntar al presidente sirio, Bachar al Asad, porque los disparos de morteros desde Siria suponían una amenaza a Turquía.
Ayer, las milicias sirias respaldadas por artillería y aviación turcas tomaron el pueblo sirio de Dabiq, supuestamente de valor simbólico para los yihadistas, y el ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, prometió continuar con la campaña hasta tomar Al Bab, una ciudad estratégica para los yihadistas, a 30 kilómetros de Turquía 
msl

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