Detroit.— El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, redobló ayer sus esfuerzos para ganar a votantes de minorías, al hablar en una iglesia de Detroit en la que la mayoría de los feligreses son afroestadounidenses; además, llamó a una nueva agenda de derechos civiles para respaldar a ese sector.

“Durante décadas, la Iglesia afroestadounidense ha sido la conciencia de este país. Es verdad”, destacó el aspirante, quien desde hace algunas semanas había intentado cortejar el voto de los afroestadounidenses ante audiencias blancas, por lo que había sido criticado. “La comunidad afroamericana de fe ha sido una de los grandes regalos de Dios a Estados Unidos y a su pueblo”, aseguró el magnate, quien recordó que fue clave en la lucha por los derechos civiles en ese país.

El republicano señaló: “Estoy aquí para aprender, de modo que podamos remediar juntos las injusticias de cualquier tipo (...) Estoy aquí para escuchar su mensaje. Y espero que mi presencia también ayude a que su voz llegue a nuevas audiencias en nuestro país”.

Mientras decenas de manifestantes gritaban afuera del evento lemas como “Sin justicia no hay paz” y mostraban pancartas que decían cosas como “No queremos odio en la Casa Blanca”, el magnate dijo que quería convertir a Detroit en la envidia económica del mundo al llevar de vuelta a la ciudad a empresas desde el extranjero.

“Entiendo completamente que la comunidad afroamericana esté sufriendo discriminación y que hay muchas injusticias que deben corregirse”, dijo el candidato, y afirmó: “Quiero hacer a Estados Unidos próspero para todos”. El magnate busca mejorar su posicionamiento en la elección del próximo 8 de noviembre y dejar atrás meses de ofensas en contra de los votantes afroestadounidenses e hispanos. 

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