La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha venido transformando desde el fin de la Guerra Fría buscando mantener su hegemonía como la mayor organización militar del planeta.
Al paso de un cuarto de siglo, no sólo ha ampliado sus operaciones más allá de su tradicional campo de influencia europeo, con misiones en Afganistán, el Mediterráneo, el Cuerno de África y la África Subsahariana, también ha venido desarrollando respuestas a nuevas dimensiones de seguridad, como es el terrorismo, la guerra cibernética y las amenazas híbridas.
Sin embargo, la creciente inestabilidad en las fronteras inmediatas de la Alianza Atlántica, concretamente en Ucrania, Siria y Libia, está obligando a la organización a enfocarse nuevamente en uno de los principios fundamentales del Tratado de Washington de 1949, la protección de la integridad territorial de los aliados, de acuerdo con un estudio del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo.
De allí que una de las decisiones centrales de la cumbre que concluye hoy en Varsovia será el despliegue de cuatro batallones de 4 mil hombres, sobre una base rotatoria, en Polonia, Lituania, Letonia y Estonia.
La fuerza de reacción rápida deberá estar activa a principios del próximo año y constituirá la primera línea de avanzada de la Fuerza de Respuesta de la OTAN compuesta por 40 mil efectivos. “El mensaje de Varsovia pretende asustar. Moscú debe entender: ‘Si comienza, se meterá en un gran problema. Si vienen los rusos, estamos listos’”, declaró al diario holandés NRC el comandante Nico Tak, del Centro de Gestión de Operaciones en el mando militar supremo de la OTAN (SHAPE, por sus siglas en inglés).
Pero el refuerzo del flanco este de la Alianza requiere más de cuatro batallones, sostienen algunos centros de investigación sobre seguridad y defensa europea. Exige el desarrollo adicional de infraestructura, así como el desarrollo de las capacidades militares colectivas, y para ello, es fundamental que el bloque finalmente cumpla con sus promesas financieras.
“El gasto de los europeos en defensa sigue siendo lamentablemente insuficiente y no corresponde con los problemas de seguridad en el continente”, sostiene un estudio de la organización Atlantic Council, elaborado por el general retirado estadounidense James Jones y el ex embajador Nicholas Burns con motivo de la cumbre de dos días en Varsovia.
A pesar de que en 2006 los socios de la OTAN se comprometieron de manera voluntaria a gastar 2% de su PIB en defensa, y volvieron a ratificar su promesa en la cumbre de 2014, celebrada en Gales, en la actualidad sólo cumplen con ese objetivo Estados Unidos, Grecia, Reino Unido, Polonia y Estonia. Moscú, por su parte, destinó 4.2% de su PIB a defensa en 2015, un aumento en términos reales de 9% en comparación con el año previo.
Si bien, después de años, la OTAN registró en 2015 un alto a la caída del gasto colectivo en defensa, mostrando un modesto avance de 0.6%, instancias como el Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea y el Centre for European Reform coinciden en que no basta con abrir la cartera, porque un buen presupuesto no siempre se traduce en mayor eficiencia.
Está el caso de Grecia, que cumple con 2% del PIB, pero destina 73% de la partida presupuestaria a cubrir costos de personal, salarios y pensiones.
“La voluntad de los aliados europeos de la OTAN en gastar más en defensa es una buena noticia. Pero el siguiente paso, más allá de Varsovia, es que los líderes europeos traduzcan ese aumento en más y mejores equipos”, sostiene Sophia Besch, del Centre for European Reform.
En lo que Europa ajusta sus presupuestos a la alza, la seguridad del continente continuará dependiendo de Estados Unidos, que cubre 72% del gasto de defensa de la OTAN. Desde la primera cumbre Atlántica celebrada en París en 1957, se han celebrado 26 ministeriales. La cumbre de Varsovia no sólo está marcada por la crisis en Ucrania, la inestabilidad en la frontera sur de Turquía y la creciente amenaza del Estado Islámico, sino también por la desunión causada por la decisión de Reino Unido de abandonar la UE.
La Casa Blanca teme que como consecuencia del Brexit, los países europeos del este sigan viendo a Washington como garante de su seguridad y desalentando todo esfuerzo de la UE por avanzar en su propia seguridad, como sería la eventual creación de un ejército comunitario.


 Corresponsal en Bruselas

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