“Fue un encuentro maravilloso, sensacional, increíble. Teníamos reserva de la ministra de la cámara de comercio de EU, de repente media hora antes apareció todo el mundo y dijeron que el Presidente venía para acá, todos se pusieron nerviosos, pero salió formidable”, confesó a EL UNIVERSAL Carlos Cristóbal Márquez dueño del restaurante Paladar San Cristobal, lugar donde la familia Obama cenó en su primera noche de visita en La Habana, Cuba.

Sin ningún menú especial y con platillos sólo de la carta, la familia presidencial estadounidense disfrutó de las especialidades del lugar de comida internacional. Barack Obama cenó solomillo de res a la plancha con vegetales a la parrill y su esposa Michelle optó por una Tentación Habanera, -palillos de filete en salsa de vino tinto- acompañándolos de agua y vino.

Con una cena de casi dos horas, pagando él mismo la cuenta en moneda cubana y y con una generosa propina fue como el presidente de Estados Unidos comenzó su histórico viaje a la isla caribeña.

Sin decir el monto exacto de la cuenta, Raiza Pérez, dueña del restaurante reconoce que Barack Obama ha dejado sorprendidas a muchas personas al sacar de su bolsillo CUCS, -moneda que circula en el país- para pagar su consumo. “Para ser quien es fue una cuenta muy modesta y con la propina fue generoso”.

El restaurante Paladar San Cristobal, propiedad del matrimonio conformado por Raiza López Rodríguez y Carlos Cristóbal Márquez, de 44 y 52 años respectivamente, fue sorprendido con la encomienda de atender al hombre más poderoso del mundo en su primera cena en el país.

Entre los dispositivos de seguridad de ambos países y acompañantes, el lugar tuvo lleno total y fue cerrado por seguridad, sin embargo, ese no fue impedimento para que los dueños y empleados del lugar conversaran y se tomaran fotografías con el político.

“Su niña, la mayor, hablaba español e inglés y el camarero sabe inglés”, cuenta Raiza al preguntarle cómo se comunicaron con él. “No quisimos molestarlo ni atormentarlo. Tenía su cena con su esposa, sus niñas y su suegra, cuando terminó él mismo se ofreció a tomarse una foto con el camarero que lo atendió y con la familia”.

El matrimonio sigue incrédulo de la experiencia que vivieron hace unos días y con la visita dicen confirmar la idea que tenían del diplomático.

“Me parece que es una persona como para admirar, te inspira familiaridad. Desde que lo vi en la televisión pensé que era una familia bonita porque siempre sale con su esposa e hijas y ahora lo pude comprobar. Pensé que me iba a dar fatiga cuando me cogió la mano, pero no, me inspiró confianza. Me gustó mucho verlo llegar a la puerta de mi casa, saludó a mis vecinos con mucha alegría. Su esposa se emocionó en la mesa cuando dijo que el plato que había escogido le hacía recordar a su abuelo. ¡Qué más puedo pedir si lo tuve sentado en mi casa!”.

ahd

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