En la capital argentina, las características técnicas del Cadillac One TTS, ese automóvil presidencial del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se repiten en los medios y en las conversaciones como el lado más simpático de una misión de enorme trascendencia política y expectativa social.

Según una lista de actividades que no ha sido difundida en su totalidad y que transcurrirán en un lapso de 36 horas, Obama visita hoy a Mauricio Macri, su par argentino, tiene un encuentro cívico en un anfiteatro y una cena en el viejo correo central, reconvertido en un centro cultural majestuoso que el kirchnerismo llamó “Néstor Kirchner” y que el macrismo intentó renombrar, aunque todavía sin éxito.

Mientras las calles de Buenos Aires se tiñen de carteles presuntamente paraoficiales —firmados por la presidencia de la nación— que dicen “Obama te amamos”, el enviado de Washington intenta recuperar de una vez, y ante la gran expectativa de todo el arco político local, los años perdidos: cuando en 2005 George W. Bush fue a ver a Kirchner, en el marco de la IV Cumbre de las Américas, el argentino le dijo que no a todo. Desde entonces, y con el kirchnerismo cerca del venezolano Hugo Chávez, las relaciones se habían enfriado.

Mañana, al cumplirse el aniversario del golpe de Estado de 1976, encabezará un homenaje a las víctimas de la dictadura militar junto a Macri. Es posible que Obama vea a dirigentes de derechos humanos como Estela de Carlotto, la carismática líder de las Abuelas de Plaza de Mayo, que dijo: “La fecha es una coincidencia, no un propósito”.

“Como símbolo, esta visita es importante a futuro para Argentina, que vuelve a estar en el lugar que le corresponde en la región”, dice Guillermo García, analista internacional y ex vocero del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, quien entre 1999 y 2001 fue el último que mantuvo buenas relaciones con Estados Unidos.

Rodríguez Giavarini apoyó en el año 2000 el pedido de Estela de Carlotto para la desclasificación de archivos del Departamento de Estado de Estados Unidos respecto a la dictadura argentina. Obama dijo que hará lo mismo, esta vez con archivos militares, lo que genera gran expectativa en los organismos de derechos humanos locales.

“Habrá que esperar hasta que la visita haya pasado para ver si se avanza en una relación bilateral que no registra progresos”, dice Gabriel Puricelli, vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas. “El gobierno argentino reclamará mayor acceso a mercados para la producción de cítricos: ese es uno de los temas materiales concretos”. Obama, por su parte, quiere lograr que o Macri lo apoye en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo internacional.

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