La familia Obama cumplió ayer el sueño de millones de estadounidenses: hacer turismo en Cuba.

Barack, el padre, y Michelle, la madre, con sus hijas, Malia y Sasha, además de Marian Robinson, madre de la primera dama y suegra del presidente de EU, recorrieron al atardecer de ayer sitios emblemáticos de la historia de Cuba. De lluvia tenue al llegar al aeropuerto de esta capital se pasó a más intensa: los paraguas fueron parte del tour.

Aunque los estadounidenses tienen prohibido hacer turismo en Cuba, por las regulaciones del embargo económico que EU impuso a esta isla en 1962, el presidente aprovechó la primera de las tres tardes que estará en La Habana para… hacer turismo. Obama flexibilizó las reglas para que sus compatriotas visiten la isla al amparo de programas religiosos, culturales, educativos o deportivos, entre otras categorías.

El historiador cubano Eusebio Leal guió a los Obama y les contó pasajes históricos de La Habana Vieja, dominada por la arquitectura colonial española y que desde 1972 está en restauración.

Los Obama llegaron a las 18:00 horas locales a la Plaza de Armas y, con su comitiva, caminaron hacia La Ceiba, árbol en cuya sombra, el 16 de noviembre de 1519, se realizó la primera misa en el que fue escogido como sitio fundacional de La Habana.

Cada 15 de noviembre, a las 24:00 horas, numerosos cubanos acuden a ese lugar y, en ceremonia pagana, caminan tres veces alrededor de La Ceiba, piden un deseo y se dirigen a la Catedral de La Habana, en la misma zona.

Los Obama siguieron un itinerario similar. Tras visitar La Ceiba (sin darle las tres vueltas) pasaron al Palacio de los Capitanes Generales. Esa majestuosa edificación de la misma plaza fue sede del gobierno colonial, que acabó en 1898 cuando EU derrotó a España en este país en una guerra por la independencia de Cuba e implantó un régimen político sometido a Washington.

La familia recorrió el Palacio, que de 1902 a 1928 albergó a los gobiernos en favor de Washing- ton. Luego caminó hacia la Catedral, donde el presidente fue recibido por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, personaje clave del reencuentro EU-Cuba en 2014, por mediación del Papa.

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