El pronóstico del tiempo para ayer en Venezuela acertó al anunciar nublados parciales en la mayor parte del territorio. El pronóstico político de que el lunes 7 estallaría la violencia y correría la sangre tras las elecciones legislativas del domingo 6, fue un rotundo fracaso.

Aunque para algunos ayer fue un día de nublados parciales y para la mayoría se convirtió en una jornada de sol radiante, los vaticinios de que chavistas y antichavistas chocarían en las calles en disputa implacable por los resultados, se quedaron en eso... y la realidad es que Venezuela amaneció en paz.

“No amanecí feliz”, reconoció Myriam Gómez, de 62 años, jubilada estatal y una de las miles de chavistas derrotadas por la oposición en los comicios parlamentarios del pasado domingo en este país siempre agitado por la política. “Me mantengo más bien en alerta, porque aquí se han dicho muchas cosas que pueden suceder con lo que haga la oposición”, explicó Gómez a EL UNIVERSAL en la Plaza Bolívar, centro neurálgico del chavismo en el corazón capitalino.

A su lado, su amiga Zuleyma Musa, de 62, docente jubilada, admitió a este diario que “feliz tampoco puedo estar, pero estoy en paz. Me siento que me dieron un golpe duro, pero que esto me da fortaleza para levantarme”.

Famoso por copar espacios públicos luego de cada elección, el chavismo parece haberse replegado tras la primera gran derrota electoral que sufre desde que Hugo Chávez Frías, su ahora fallecido líder histórico, obtuvo su primer triunfo en las urnas en 1998.

“El pueblo no se aguantó más a este régimen que tenemos de sólo promesas y le dimos la paliza del año”, dijo Norma Moreno, de 52 y comerciante, sentada en una plazoleta del sector capitalino de San Martín, otro antiguo bastión chavista. “El gobierno se quedó tranquilo y logramos evitar que hiciera trampa”, añadió, consultada por este periódico.

En otro rincón de San Martín, Adrián Rincones, de 30 y mensajero en una empresa estatal, afirmó que “estoy conforme con los resultados: el cambio era justo y necesario”.

En la Plaza Caracas, en el centro capitalino, María Pimentel, de 49 y barrendera, recordó que “gane quien gane tengo que seguir trabajando igual”, pero admitió que, como chavista, “estoy pasmada. Todo lo que ha hecho la revolución de Chávez está en peligro con el triunfo de la oposición”.

Y en Altamira, zona caraqueña de mayor presencia opositora, el fotógrafo comercial Renato Donceli, de 67, sólo contó: “Amanecí feliz”.

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