La capital belga se despertó el sábado en medio de fuertes medidas de seguridad, después de que el centro nacional de crisis elevara su alerta terrorista a su nivel más alto y con al menos un sospechoso de los atentados de París aún prófugo.

Las autoridades en toda Europa, Medio Oriente y Washington intentaban determinar cómo una célula de atacantes en su mayoría belgas y franceses con lazos con extremistas islámicos en Siria planearon y ejecutaron los ataques más violentos que sufre Francia en varias décadas, y cuántos podrían seguir aún en libertad.

El centro belga de Crisis anunció en su sitio web que había elevado el nivel de amenaza al grado 4, que indica una "amenaza seria e inmediata".

La capital belga era el lugar de residencia del supuesto organizador de los atentados en París del 13 de noviembre, Abdelhamid Abaaoud. Bélgica ha presentado cargos de "participación en atentados terrorista y participación en actividades de una organización terrorista" contra tres sospechosos relacionados con los atentados en París.

Policías y soldados fuertemente armados patrullaban el sábado por la mañana intersecciones importantes en la capital belga, una ciudad de más de un millón de personas que también es el lugar donde tienen su cuartel general dos importantes instituciones internacionales, la Unión Europea y la OTAN, así como oficinas de muchas empresas multinacionales.

Las autoridades recomendaron a los vecinos que evitaran grandes aglomeraciones, estaciones de tren, aeropuertos y distritos comerciales. El Metro de Bruselas suspendió sus servicios, así como los tranvías subterráneos, y se instó a la gente a mantenerse en espacios cerrados.

Incluso el Reino Unido, en un comunicado divulgado hoy, recomendó a los británicos que visiten Bélgica que eviten lugares muy concurridos, "particularmente en la región de Bruselas"

En Turquía, las autoridades detuvieron a tres supuestos milicianos del grupo Estado Islámico, incluido un belga de 26 años de origen marroquí.

Dos sirios y un belga —identificado como Ahmet D.— fueron detenidos cerca de la ciudad costera de Antalya, en Turquía, según dijo el sábado por la mañana la agencia Anadolu. La agencia privada de noticias Dogan identificó al detenido belga como Ahmet Dahmani y dijo que se cree que exploró zonas de París que fueron atacadas la semana pasada.

Los conmocionados parisinos recordaron el viernes por la noche a las 130 víctimas de los atentados con velas y danzas, cuando se cumplía exactamente una semana desde que los agresores abrieron fuego contra cafeterías con terraza y estallaran sus chalecos explosivos ante el estadio nacional de fútbol y una emblemática sala de conciertos.

Las preocupaciones sobre las porosas fronteras europeas hicieron que los ministros de Interior y justicia reunidos en Bruselas el viernes prometieran más controles fronterizos para que sea más fácil seguir la pista de yihadistas con pasaportes europeos que viajan hacia y desde zonas de guerra en Siria.

La fiscalía de París dijo el viernes que había determinado a través de huellas dactilares que dos de los siete atacantes que murieron en los atentados del 13 de noviembre habían entrado en Europa desde Grecia, un punto de entrada para muchos de los cientos de miles de migrantes que piden asilo en Europa.

Los otros cinco agresores que murieron tenían lazos en Francia y Bélgica. Uno de los siete fallecidos no ha sido identificado, y hay una campaña de búsqueda en marcha contra el único sospechoso que escapó, Salah Abdeslam, de 26 años. La policía francesa dio el alto a Abdeslam en la frontera belga la mañana tras los atentados, pero le dejó marchar.

Las autoridades francesas dijeron el sábado que no podían asegurar con certeza si Abdeslam podría estar en Francia o Bélgica. Su hermano Brahim se inmoló en los atentados de París.

El supuesto líder de la célula, Abdelhamid Abaaoud, murió el miércoles por la mañana en un asalto de la policía contra un departamento en el suburbio parisino de Saint-Denis, al igual que Hasna Aitboulahcen, una mujer de 26 años que según las autoridades se había identificado como prima de Abaaoud. La fiscalía dijo el viernes que una tercera persona había muerto en la redada, pero no hizo pública su identidad.

También señalaron que Aitboulahcen no se había inmolado con un chaleco bomba, como se creía en un primer momento, lo que apunta a que los restos humanos recogidos tras el asalto pertenecían a la tercera persona, aún no identificada.

Al cumplirse una semana desde la matanza, algunos parisinos encendieron velas y rindieron homenaje a las víctimas con reflexiones silenciosas. Otros decidieron que divertirse era la mejor forma de desafiar a los extremistas. Cantaron y bailaron en la plaza de la República, en el corazón de un barrio de moda donde murieron decenas de personas, la mayoría en el ataque contra la sala de conciertos Bataclan.

Las manifestaciones están prohibidas en la ciudad desde los atentados, pero los parisinos se han congregado de forma espontánea durante toda la semana ante los restaurantes, cafeterías y la sala de conciertos golpeados por los ataques para colocar flores, encender velas o celebrar vigilias en silencio.

El Senado francés aprobó el viernes extender durante tres meses el estado de emergencia, que amplía las competencias de la policía para realizar detenciones y registros y permite a las autoridades prohibir el movimiento de personas y vehículos en lugares y momentos concretos. La cámara baja francesa ya ha aprobado la medida.

Además, el presidente francés, François Hollande, viajará la semana que viene a Washington y Moscú para presionar en favor de más cooperación internacional contra el grupo Estado Islámico.

(Con información de EFE)

jlc

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