Ciudad de Guatemala.— Moisés López —de 44 años, microempresario transportista, casado y con tres hijos— y Mayra Vargas —de 34, ama de casa, casada y con tres hijas— están decididos. “Votaré por Jimmy Morales por sus planes en educación, de abastecer los hospitales de medicinas, de generar empleo”, afirmó López, sentado frente al imponente Palacio Nacional, símbolo del poder tradicional de Guatemala.

“Queremos seguridad”, subrayó López, instalado en una de las banquetas del emblemático Parque Central, nervio de las masivas protestas que se registraron entre abril y agosto de este año contra la corrupción política y que precipitaron en septiembre pasado la dimisión de Otto Pérez Molina a la presidencia y su encarcelamiento como presunto jefe de una red de defraudación.

“Votaré por Sandra Torres por sus programas sociales”, alegó Vargas, en otro rincón del bullicioso parque capitalino. “Ojalá vuelva la bolsa solidaria”, dijo, en alusión al programa que Torres ejecutó cuando fue primera dama (de 2008 a 2011, siendo aún esposa del entonces presidente Álvaro Colom) con el que familias de escasos recursos recibían, cada tres meses, frijoles, avena, arroz, harina, sal, azúcar y aceite.

Urgencias sociales (55% de pobreza en un país de 16 millones de habitantes), educativas, de salud y de empleo. Reclamos para atacar la inseguridad y la corrupción. Clamor de cambio para sepultar a las tradicionales clases político-partidistas monopolizadoras del poder. Todas esas exigencias nacionales gravitan entre los guatemaltecos, que hoy elegirán, en la segunda y definitiva ronda de los comicios presidenciales de Guatemala, entre Morales y Torres, los dos candidatos que obtuvieron la mayor cantidad de votos en la primera ronda, el pasado 6 de septiembre. El ganador, por mayoría simple, asumirá la presidencia en enero de 2016 (cuando finalizaba el mandato de Pérez) y gobernará por cuatro años.

Jimmy Morales Cabrera, del opositor Frente de Convergencia Nacional, de 46 años, cómico de televisión y de cine, administrador de empresas, teólogo y sin experiencia en asuntos públicos, es el favorito para triunfar hoy. Según la última encuesta publicada por la revista Contrapoder, tiene 65.9% de intención de voto, contra 21.4% de su rival. Su discurso ataca los problemas en salud, educación, empleo, seguridad y corrupción.

Sandra Julieta Torres Casanova, de la opositora Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), de 60 años, comunicadora, veterana activista política, ex primera dama y con experiencia en asuntos públicos, se quedó rezagada, aunque no se descarta que dé la sorpresa. Su mensaje ofrece planes sociales asistencialistas para masivos sectores tradicionalmente excluidos.

A diferencia de López y Vargas, Matilde Ruano Morales —de 50 años, ama de casa, casada y con cinco hijos— y Gilberto Dorado —de 54 años, microempresario constructor, casado y tres hijos— están indecisos. “No sé por cuál votar”, contó Ruano. “No hay mucho para escoger”, lamentó Dorado.

Ambos confirmaron, en una esquina del Parque, que acudirán a votar y serán parte de los más de 7.5 millones de guatemaltecos que podrán elegir hoy, entre las 07:00 a las 18:00 horas, a la primera presidenta guatemalteca o al primer cómico presidente.

La policía dijo que garantizará la seguridad en la jornada electoral con la participación de 35 mil agentes, apoyados por unos 10 mil soldados.

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