Oviedo, Asturias.— Antonieta Mendoza lleva los últimos meses luchando por la libertad de su hijo, el activista venezolano y ex alcalde de Chacao Leopoldo López, preso en la cárcel militar de Ramo Verde en Caracas, Venezuela, desde febrero de 2014 y quien el pasado 10 de septiembre fue condenado a 13 años y nueve meses de cárcel, acusado de instigar las revueltas populares contra el presidente Nicolás Maduro, que se saldaron con 43 muertos.

Se la ve cansada aunque con muchas ganas de seguir peleando. En estas últimas semanas no ha parado de viajar. El miércoles estuvo en Roma (Italia) donde se reunió con el papa Francisco y el jueves viajó a Oviedo (España) para recibir el Premio que la Asociación Iberoamericana de la Comunicación, la Universidad de Oviedo y la Fundación Ealy Ortiz A.C. le dieron a su hijo “por su lucha contra la injusticia y la persecución en nombre de quienes no pueden defenderse”, según el jurado.

En entrevista con EL UNIVERSAL en esta ciudad asturiana, Antonieta habla de la difícil situación en la que se encuentra su país, “al borde de una crisis humanitaria”; reconoce que su hijo está “físicamente bien pese a llevar muchos meses aislado en la torre de castigo”, y pide al presidente Enrique Peña Nieto que interceda y presione para que Maduro acepte la presencia de observadores internacionales en las elecciones del 6 de diciembre.

Lo primero que querría preguntarle es cómo está su hijo Leopoldo.

—Físicamente está bien y tiene una grandísima fuerza espiritual e intelectual. Ahora mismo vive aislado en una torre que hay en la cárcel que le llaman la torre de castigo y que son cuatro pisos y 13 celdas. Allí pasa el día solo. No puede tener relaciones con ningún otro preso ni puede recibir a su director espiritual, ni ser visitado por sus primos, ni por sus sobrinos ni por sus amigos. Sólo puede recibir visitas de sus abogados y de sus familiares directos. Es decir, de su mujer, y de sus padres. Y está totalmente aislado, lo que es una verdadera tortura psicológica. De 18 meses que lleva en la cárcel ha pasado un total de 6 meses aislado. Y cada vez lo tienen entre tres y cuatro semanas. Sí sale a un patio dos veces al día y también puede cocinar en una pequeña cocineta que tiene con comida que le llevamos nosotros. Y eso hace que se distraiga. Pero está viviendo un horror.

¿Cómo están su marido Leopoldo y usted?

—De ánimo bien. Aunque es muy duro tener a tu hijo en la cárcel. Mi esposo lleva seis meses sin verlo y no sabe cuándo lo va a poder ver porque está demandado por el presidente de la Asamblea Nacional y no puede volver a Caracas. Si entra lo detienen porque hay orden de captura en su contra. Pero también estamos fuertes y dispuestos a seguir luchando. Nos sentimos orgullosos de Leopoldo. Él está haciendo un sacrificio personal por los valores y principios para reconstruir a Venezuela. Por un compromiso con Venezuela. Le ofrecieron el exilio pero para él no era una alternativa, así que lo rechazó. Y en todo este periodo nos han mandado muchos emisarios para ofrecerlo de nuevo pero lo ha vuelto a rechazar. Le decían que lo dejaban en libertad si se iba.

¿Y cómo es la situación actual en Venezuela?

—Es terrible. Vivimos un régimen militar, una dictadura. No hay medicinas, no hay comida, la inseguridad es muy grande, hay inflación, corrupción, la gente tiene que esperar largas filas para conseguir de todo y ahora las han prohibido por la noche para evitar los asaltos, con lo que la situación se ha complicado más. La empresa privada está siendo expropiada, estamos a punto de una crisis humanitaria.

La clase pobre sólo puede comer arroz y grano, si lo consigue. La gente tiene miedo. Yo tengo la esperanza de que el 6 de diciembre se vayan a manifestar con el voto. Que vayan a votar. Pero hay que seguir presionando para que vayan observadores internacionales y que las elecciones sean limpias. Es la lucha del bien contra el mal, de David contra Goliat. Es el gobierno, es el poder, es la militarización del país. Maduro ha armado al pueblo, hay una organización que se llama los colectivos, que luchan a su favor. Es una lucha dura y fuerte pero hay que seguir porque Venezuela es un país maravilloso que se merece lo mejor. Hay un ejército de venezolanos listos para la reconquista de la democracia.

El próximo 6 de diciembre hay elecciones parlamentarias en Venezuela. ¿Qué esperan lograr?

—Una mayoría calificada. El gobierno de Maduro nunca había estado en una situación tan precaria. Hace dos años la sociedad estaba totalmente polarizada y 50% estaba a favor de Maduro y otro 50% en contra. Pero ahora la situación ha cambiado y 80% del pueblo venezolano quiere un cambio. Necesitamos que la gente salga a votar y que con el voto empiece el cambio en Venezuela. Alianza Opositora ha logrado una gran unidad. Llevamos un candidato de consenso en cada distrito.

Todos los partidos políticos se han puesto de acuerdo para presentar un único candidato. Y esa Alianza Opositora, si gana, la primera ley que va a aprobar es una ley de amnistía para que todos los presos políticos salgan de la cárcel. Hemos logrado muchos apoyos.

La ONU, el Comité de Tortura nos han apoyado, Amnistía Internacional (AI) ha adoptado a Leopoldo como preso de conciencia y es importantísimo porque reconoce que está preso por sus ideas, pero que nunca promovió la violencia, como le acusan. Amnistía Internacional pasó 16 meses analizando el caso de Leopoldo porque el aparato del gobierno es terrible y acusa a Leopoldo de ser responsable de las muertes que ocurrieron en Caracas solamente por su palabra. Tras estudiar el caso, AI se dio cuenta de que las acusaciones son falsas.

Pero en las elecciones necesitamos observación internacional y el gobierno de Maduro se niega a darla. Necesitamos que haya representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la Unión Europea (UE). Maduro sólo acepta la de UNASUR, que está bastante sesgada al régimen.

Usted lleva los últimos meses viajando, buscando la presión internacional para la puesta en libertad de Leopoldo.

—Sí. También necesitamos apoyos de los gobiernos, de los latinoamericanos, de los europeos, para que le pidan a Maduro que acepte la presencia de observadores internacionales en las elecciones parlamentarias. [El miércoles] nos recibió el papa Francisco en el Vaticano y me dijo que rezaba mucho por Leopoldo y por los presos políticos y que estaba muy pendiente de todo lo que pasa en Venezuela.

El primer ministro francés, Manuel Valls, mandó un tuit de apoyo, lo que es muy importante porque el gobierno francés no se había pronunciado. Y la Unión Europea, el Parlamento Europeo, también nos han apoyado.

En España hemos encontrado un apoyo increíble de los medios, del presidente del gobierno Mariano Rajoy (Partido Popular) y del líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez. Ya quisiera ver esa solidaridad en el resto de los países amigos. Los países tienen que pronunciarse. Yo les pido a los presidentes de la región que se manifiesten. Que sean demócratas y se manifiesten. Que sean vigilantes del proceso. Venezuela es la cabeza de la región. Una Venezuela no pacífica y dictatorial afecta a todos los países de la región.

¿Qué le pide al gobierno de Enrique Peña Nieto?

—El presidente Enrique Peña Nieto tiene que tomar cartas en el asunto. México tiene que hacer algo. Se tiene que pronunciar. No por Leopoldo, por todos los otros 78 presos políticos y por los exiliados. Tiene que presionar para que en las elecciones haya observadores internacionales. Hacerlo de manera clara, manifiesta. Maduro no lo puede considerar injerencia. Si tú eres un país que forma parte de la OEA, de la Convención Interamericana y ahora estás dirigiendo la comisión permanente y no aceptas la observación internacional de la OEA, es una contradicción total. Mi nuera Lilian Tintori estuvo hace 8 meses en México y tuvo mucho apoyo de los medios de comunicación, pero no se pudo reunir con Enrique Peña Nieto.

¿Peña Nieto no quiso?

—Creo que no se dieron los tiempos. Felipe Calderón estuvo en Venezuela hace tiempo, pero ahora necesitamos el apoyo del presidente actual.

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