El día de asueto que hoy se vive en Estados Unidos es un día marcado por las ofertas especiales y el letargo de las oficinas públicas que cesan sus actividades.

Pero, la vida continúa en tiempos de campaña. Con novedades que permiten mantener viva la atención en una de las temporadas electorales marcadas por las sorpresas y el desconcierto.

En esta ocasión, la sorpresa la ha dado el aspirante demócrata a la nominación presidencial, Bernie Sanders, el senador por Vermont, quien se ha colocado a la cabeza de las preferencias en New Hampshire y sigue achicando distancias frente a Hillary Clinton en el estado de Iowa.

Que un senador independiente de 73 años, a quien sus adversarios tachan de socialista, pero que ha conseguido encandilar a los electores más jóvenes, le haga sombra a la candidata inevitable, resulta de lo más gratificante para quienes no soportan la idea de que Hillary Clinton se corone sin ningún tipo de retos o de pelea.

El hecho de que Sanders haya conseguido aventajar a Clinton en New Hampshire, a pesar de tener una campaña modesta comparada con la maquinaria de Hillary, ha comenzado a poner nerviosos a los estrategas de quien no desea que se repita la misma historia de 2008 cuando el entonces aspirante a la nominación presidencial, Barack Obama, le arrebató su condición de inevitable.

El ascenso de Sanders se produce al mismo tiempo que el vicepresidente, Joe Biden, sigue deshojando la margarita para decidir si, acaso, hace oficial su candidatura a la presidencia. A favor de Biden, su popularidad entre un importante sector de la base demócrata y sus alianzas entre las organizaciones sindicales que aún no se pronuncian a favor de ningún aspirante demócrata a la presidencia.

Que Barnie Sanders y Joe Biden comiencen a preocupar a la campaña de Hillary Clinton, a pesar de que todas las encuestas la favorecen a nivel nacional, habla de los problemas que viene arrastrando la ex Secretaria de Estado. Entre ellos, el denominado escándalo del emailgate que sigue causando preocupación en el seno del partido demócrata y que ha obligado a la campaña a redoblar esfuerzos para evitar que la falta de credibilidad de Clinton termine por hundir el barco de la nominación.

Para los más experimentados estrategas, la ventaja que tiene Clinton son los 10 meses que tiene por delante para dejar atrás una investigación que le sigue creando problemas. A pesar de sus problemas, Clinton sigue siendo la favorita entre el electorado femenino, el hispano y el afroamericano y sólo un escándalo de mayúsculas proporciones podría hacer naufragar estos apoyos.

A nivel nacional, y según el muestreo de encuestas de la página de Real Clear Politics, Hillary Clinton se mantiene a la cabeza con el 49.3%, frente al 23.8% de Sanders y el 16% de Joe Biden quien podría hacer oficial su candidatura este mismo mes o a comienzos de octubre más tardar.

El hecho de que Sanders haya conseguido avanzar en Iowa y New Hampshire ha obligado a Clinton a trasladarse a estos dos estados para participar en varios actos de campaña para evitar que sus apoyos entre la base demócrata de esos dos enclaves estratégicos terminen por desfondarse ante el avance de Sanders o la posible candidatura de Biden.

¿Conseguirá Clinton evitar que Sanders le siga comiendo el terreno y que la larga sombra de Joe Biden le robe los apoyos entre las bases sindicales y demócratas a nivel nacional?

Solo el tiempo lo dirá…

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