Tegucigalpa.— A la estrella blanca con fondo azul —los mismos colores de la bandera de Honduras— que son el símbolo del Partido Nacional (PN), una de las principales fuerzas partidistas hondureñas desde 1902, les cayeron este año las andanadas de suciedad por los escándalos de corrupción política que sacuden la frágil institucionalidad de esta nación.

El PN ya admitió que en 2013, y sin saber el origen del dinero, la campaña electoral de su entonces candidato presidencial, Juan Orlando Hernández —hoy jefe de Estado de Honduras—, fue favorecida con un masivo flujo de recursos sustraídos en un fraude por más de 350 millones de dólares que se ejecutó desde 2010, en un gobierno del PN, contra el estatal Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). En una entrevista con EL UNIVERSAL, la hondureña Gladis Aurora López Calderón, de 55 años, presidenta del PN y vicepresidenta del Congreso Nacional, afirmó que su partido y Hernández combaten la corrupción con “valentía”.

¿Qué culpa tiene su partido por la corrupción?

—Dejo claro que el partido no nomina a los miembros del poder Ejecutivo, lo hace el poder Ejecutivo. El caso del IHSS evidentemente es duro para nosotros, como hondureños y como partido. Somos un partido humanista, abanderado de la lucha contra la corrupción y nos comprometimos a dar un gobierno transparente. Nuestra responsabilidad es justamente que en la lucha contra la corrupción sacamos a flote lo del IHSS, que se gestó hace muchas administraciones y se volvió una cultura. Pero, ¿quién tuvo la valentía de impulsar que (el escándalo) salga a la luz aun a costa de militantes del partido? Fue nuestro gobierno nacionalista.

¿Qué opina de las marchas de los indignados por la corrupción?

—Totalmente comparto con ellos la razón de ser. Pensamos igual: no queremos un país con corrupción, con impunidad. Lamentablemente lo que nació como acompañamiento a la lucha, se contaminó cuando estaba en las calles, se infiltraron temas ideológicos y jóvenes valiosos al final resultan ser prácticamente utilizados para otros fines.

¿Hay hartazgo popular contra la clase política?

—Encuentro que el término de hartazgo con la clase política es algo que se ha generalizado simultáneo con la inconformidad de algunas personas que sienten que se pone orden en el tema fiscal. Hay muchos vicios del pasado y por supuesto surgen voces disonantes que adjudican esto a un hartazgo de la clase política. Trabajamos para promover generaciones de políticos honestos, transparentes. Nunca voy a poner en duda que la sociedad quiere algo más.

¿Entonces Honduras no es ni Estado fallido, ni tiene corrupción institucionalizada ni es un Estado mafioso?

—El mundo mira con otros ojos a Honduras. Pasamos del segundo al sexto puesto entre los países más violentos del mundo. El Fondo Monetario Internacional vuelve a confiar en Honduras. El despegue económico es increíble. Es cierto: no queremos una Honduras que, por su posición geográfica, sirva para exportar el mal (de las drogas) al mundo.

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