La Habana.— El andamiaje para la reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos está armado y se coronará mañana cuando las embajadas de ambos países en La Habana y Washington, respectivamente, sean abiertas y se ponga fin de manera oficial a una ruptura en sus relaciones que viene desde 1961.

En las calles de la capital cubana todo es expectación con el tema de la apertura de las embajadas. Los corresponsales internacionales llegan en manadas desde todas partes del mundo y los medios de comunicación nacionales dedican amplias coberturas al evento, que se producirá este lunes, un día que merecerá ser marcado en la conflictiva historia entre estos dos vecinos.

Cuba ha dado más claridad de sus planes inmediatos. El Ministerio de Relaciones Exteriores (MinRex) de este país informó en La Habana que a partir de mañana “las actuales Secciones de Intereses se convertirán en las Embajadas de Cuba y de los Estados Unidos en las respectivas capitales y sus jefes pasarán a ser encargados de negocios hasta la designación de los embajadores”.

Una amplia delegación cubana viajará a Washington encabezada por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla. Importantes figuras de la vida política, diplomática y cultural cubana estarán presentes en el evento, entre ellas la vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ana María Mari Machado, y el famoso cantautor Silvio Rodríguez. Se espera que en el acto de inauguración del lunes estén presentes hasta 500 invitados, incluyendo congresistas, diplomáticos y personajes de la sociedad civil.

Como parte del proceso, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, recibirá a su homólogo Rodríguez Parrilla y en ese encuentro podría darse a conocer cuándo el dirigente diplomático estadounidense visitará La Habana para dar por formalizada la apertura de su embajada. No se tienen detalles de cuál será el proceder de Estados Unidos a partir del lunes, aunque se prevé un acto simbólico en la Sección de Intereses aquí, que está instalada en la célebre avenida del Malecón con la calle Calzada.

El presidente de EU, Barack Obama, anunció a principios de mes que Kerry viajará a La Habana en algún punto del verano a abrir oficialmente las instalaciones diplomáticas. Kerry sería el más alto mando del gobierno estadounidense que visita Cuba en 50 años de discordia política.

El pueblo cubano anda a la expectativa del evento. Siente que se ha esperado mucho y es momento de dar un paso adelante. “Que ocurra esto es muy bueno. Tengo hijos, hermanos y familia en Miami y Nueva Jersey. He ido a Estados Unidos y regresado, pero no es un proceso fácil. Esto hacía falta hacía tiempo”, dijo Rafael Peña, un anciano que cargaba con mucho orgullo la nueva biografía del presidente Raúl Castro, titulada “Raúl Castro: un hombre en evolución”, escrita por Nikolai S. Leonov.

Quienes van a la búsqueda de “los papeles” en la actual Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana tienen que esperar largas horas soportando un calor abrazador en el parque de la 9na y Calzada. El lugar queda a unas dos cuadras de la que desde el lunes será la nueva embajada de Estados Unidos en Cuba y allí es enorme la esperanza que se tiene de que la reanudación de relaciones se concrete.
“Se van a beneficiar las familias. Va a haber muchos casos de reunificación de gente que estaba lejos. Todo se ha movido muy rápido desde el anuncio del 17 de diciembre y eso es muy bueno para todos”, expresó María Luisa Dubois Leiba, quien llevaba largas horas aguantando un calor que superaba los 95 grados para recoger la visa que llevará a su tío enfermo a reunirse con sus familiares en Estados Unidos.

No sólo los cubanos están expectantes. Jeremy Sloan es un estadounidense residente en California que trabaja en una de las más importantes firmas de películas animadas del mundo. Corría con determinación por el Malecón habanero bajo el sol abrazador y se detuvo unos instantes a conversar con El Nuevo Día, bañado en sudor y curioso porque sabe que la apertura de las embajadas está a la vuelta de la esquina.

“Creo que es espectacular que por fin todo esto esté acabando, tengo esperanza que va a ser bueno para los dos países. No quisiera que Cuba se dañe, que se llene de negocios y se parezca demasiado a Estados Unidos, pero entiendo que ellos deben mejorar sus relaciones internacionales y, al final, que todos logremos la paz”, agregó.

Así, el reloj sigue corriendo y lo que parecía imposible hace un año ha comenzado a tomar forma. Sólo queda esperar que el barco de la paz cruce la poca tempestad que le queda para que estas dos naciones firmen una paz definitiva.

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