Las reformas llevadas a cabo por el papa Francisco despiertan “ciertos malestares”, reconoció ayer el presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, Claudio María Celli, durante una visita a Bilbao, en el norte de España.

Monseñor Celli, quien habló de un momento “delicado”, aseguró que el Pontífice es consciente de esta situación.  En un desayuno con representantes de la Iglesia española, así como del mundo político y económico, Celli dijo que el Papa “sabe de muchos blogs” que están en su contra y que actualmente “hay cierto malestar” y “tensiones”.

En presencia del obispo de Bilbao, Mario Iceta, el prelado italiano, un experto en relaciones internacionales, subrayó que el Papa, del que dijo es “un fenómeno comunicativo”, afronta cambios en el Vaticano como la reforma de la Curia para que ésta sea “más atenta y disponible”.

La Iglesia, destacó, “no es un museo ni un cuarto cerrado” en el que “no pasa nada”. Algo se mueve en ella, “algo fuerte” está pasando, agregó Celli.

En un discurso centrado en la actual “cultura digital”, el prelado advirtió contra el riesgo de que los menores naveguen solos por internet y censuró que la pastoral familiar no trate de “la responsabilidad de los padres de acompañar a sus hijos” en la red.

Según el prelado, que está en el cargo desde 2007 nominado por el papa Benedicto XVI, en Europa más de un 70% de los niños y adolescentes navegan solos, sin la presencia de un adulto. La mitad de los casos de pedofilia, advirtió, “empiezan en internet”.

De la reciente encíclica de Francisco, que analiza cuestiones medioambientales, dijo que “no es sólo una encíclica verde, sino una reflexión sobre la casa común” en la que viven todos, y ha instado a que la gente se pregunte: “¿Qué mundo dejo a mis hijos?”.

“Moralmente necesarias”. Por otro lado, el papa Francisco dijo ayer que las separaciones matrimoniales en algunos casos son inevitables e incluso “moralmente necesarias”, cuando se busca evitar a los hijos heridas más graves por la prepotencia, violencia, explotación e indiferencia.

En la audiencia de los miércoles ante miles de personas en la Plaza de San Pedro, Francisco consideró que en algunos casos la separación permite proteger al cónyuge más débil o a los hijos pequeños. También analizó las consecuencias del “vacío del amor conyugal” el cual, sostuvo, difunde resentimiento en las relaciones y advirtió que la mayoría de las veces la disgregación de las parejas “cae encima a los hijos”.

A este respecto, subrayó las heridas que los problemas de los padres dejan en el alma de los niños.  “Son heridas que dejan marca para toda la vida”, señaló.

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