América Latina es la historia de las batallas por la libertad política y la equidad económica. Los vaivenes entre dictaduras reales o simuladas, así como las asonadas militares han sacrificado las incipientes democracias por la falta de una estructura institucional sólida, un sistema político plural y una visión de Estado. El economista Jeffrey Sachs en su libro El fin de la pobreza explica que un país donde la población carece de estudios de primaria está condenado a la pobreza, y sin estudios medios, a la inestabilidad política.

Latinoamérica ha carecido de un modelo económico propio y ha optado por la aplicación de modelos externos sustentados en ideologías ajenas, lo cual no ha logrado resolver la pobreza. Sus gobiernos se han debatido entre atenderla por sus causas o dar paliativos a sus efectos.

Por ello es relevante el acto del pasado domingo, donde el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, en el Valle de Chalco anunciaron el inicio del programa de apoyos a adultos mayores, así como la presentación de la llamada Cartilla Moral.

Más que un simple programa de trasferencias monetarias directas, lo que se identifica es el cimiento de un proyecto nacional de inclusión y movilidad social, con valores éticos compartidos. Es quizá el primer paso de la transformación de la pobreza en un modelo de prosperidad para los más necesitados.

Las experiencias han sido valiosas. Durante mi campaña como candidato al gobierno del estado de Veracruz en 1988, abrimos la primera sucursal en México del Banco Mundial de la Mujer para mujeres cabeza de familia, con microcréditos y asesoría para promover su iniciativa emprendedora; los resultados de su tiempo fueron positivos.

La CEPAL tiene diversos estudios acerca de las transferencias monetarias condicionadas directas al consumo para grupos marginados, que se aplican en países de nuestra región para dotar a los sectores con mayor nivel de vulnerabilidad para recibir ingresos directos y superar las limitaciones de las economías familiares.

Cada beneficiario de los programas sociales del gobierno federal, según sus prioridades, libremente y sin coacción alguna, podrá satisfacer la demanda en alimentos, vestido, dignificación de vivienda, transporte, etc. Una vez probada su eficiencia sería deseable que en una etapa subsecuente se subraye la importancia de complementar estos apoyos y fomentar una cultura de autosuficiencia económica y de ahorro con instrumentos y altos rendimientos, diseñados específicamente para incentivar el ahorro en la base social, con la intención de que las transferencias de hoy se puedan convertir en el patrimonio del mañana y así reducir en el mediano plazo la carga tributaria que estas erogaciones habrán de representar y también la dependencia permanente de estos apoyos.

La parte más notable de este evento correspondió a la presentación de la Cartilla Moral, que busca fortalecer los valores de la sociedad. El mensaje del presidente fue firme y emotivo. La esperanza del ayer es la declaración de la prosperidad futura. La nobleza de nuestra ciudadanía es el distintivo más valioso de nuestra identidad.

Recordemos que uno de los compromisos del milenio de la ONU propone: “… poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros…”. Hoy nos quedan pocos años para cumplirlos.

Rúbrica. Entre pipas te veas. Esperamos que la distribución de combustibles y los automovilistas se fumen una pipa de la paz, ¡pero lejos de una gasolinera!

Político, escritor y periodista.
@AlemanVelascoM
articulo@alemanvelasco.org

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