Un total de 212 kilómetros separan al Distrito Federal del santuario de las mariposas Monarca, ubicado en Cuautitlán Izcalli. El tiempo de recorrido suele ser un poco mayor a las 2 horas, pero la distancia no es un impedimeto para ver a estos ejemplares.

Caminar entre los bosques donde habitan estas mariposas es todo un espectáculo: de las ramas de los árboles cuelgan racimos de lo que parecieran flores, si no fuera porque se trata de las Monarca.

Naranja, negro y blanco son los colores que opacan el verde del bosque, también son los colores que sobresalen cuando algún ruido rompe los racimos.

Las mariposas revolotean, chocan entre ellas, se desprenden de las ramas y buscan otro lugar para volver a estar.

Cuando la temporada es alta y llega el mayor número de estas especies se puede ver entre la hojarasca los pequeños cuerpos de aquellas que ya han muerto. Su vida es corta, pero suficiente para volar desde México hasta Canadá a fin de desovar. Las que regresan, las que se ven entre las ramas en estos días, son las jóvenes que soportaron el frío invernal y vuelven a su país, para revolotear en pareja y repetir el proceso de migración año con año, una y otra vez.

Sin embargo, la suerte de estas mariposas es cada vez menor. Actualmente en este santuario se observa a pocos ejemplares. El motivo: la falta de producción en los campos de algodón, plantas sobre las que desovan cuando llegan otro lugar.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses